El amor por el arte no distingue países ni razas. Esto queda evidenciado en el caso de la canadiense Myriam Piquion, quien hace cuatro año abrió una galería que se ha convertido en el refugio de decenas de artistas nacionales que no tenían en esta ciudad un lugar para exponer sus obras.
Piquion tiene once años de vivir en La Ceiba y fue precisamente al observar la necesidad de los talentosos del arte de mostrar sus piezas que al no tener un sitio para hacerlo se quedaba en un sueño, el cual parecía que nunca se haría realidad.
La también pintora habló en exclusiva con La Prensa y contó sobre la pasión que tiene por el arte del pincel desde que era niña y cómo ha logrado cumplir su mayor anhelo fuera de su país natal.
¿Desde qué edad siente la inquietud por pintar?
Yo tenía como ocho años cuando empecé a pintar y dibujar y en la escuela mis profesores me decían que era una locura porque dejaba a un lado mis estudios para pintar, y entonces seguía haciéndolo a pesar de que no recibía clases formales. Cuando terminé la secundaria peleé con mi papá para entrar a una escuela de arte y la única opción que me daba era que yo las tomara, pero a la vez sacará otras clases, pero no sólo de pintura.
¿Por qué viene a vivir a Honduras?
Después me casé, estudié trabajo social en la Universidad de Montreal, Canadá, ayudando a los niños con problemas, pero siempre soñé cada día con la pintura. Llegamos a Honduras por casualidad, porque nosotros habíamos dicho con mi esposo que íbamos a vivir en un lugar más caliente, donde la vida fuera más tranquila y empezamos con una panadería, nada que ver con el arte que yo había soñado y después ingresé a la Alianza Francesa como profesora de francés y allí tomé unas clases de pintura.
¿Cómo decide abrir una galería?
Bueno, la Galería Pic Art la decidí abrir ya que las personas me decían: 'Usted debería exponer sus cuadros.' Y de allí la abrimos en 2004, en ese entonces era pequeña y estaba en la avenida San Isidro; allí pude ver la necesidad de los otros pintores y acepté recibir sus trabajos y así creció, poco a poco porque había una necesidad de tener un lugar dónde exponer la pintura en La Ceiba.
¿Cómo se siente al saber que una extranjera vino a apoyar al arte nacional?
Que en La Ceiba no haya una casa para la cultura me parece un poco triste porque creo que el arte es algo que debe estar en el crecimiento de cada ser humano, es algo que ayuda y en Canadá estamos acostumbrados a las bibliotecas, casas de la cultura. Queremos promover a las personas que tienen talento.
¿Después mudó la galería a su casa?
Al principio fue duro pero al mismo tiempo era un placer inmenso, pero ha crecido tanto que tuvimos que dejar la casa exclusivamente para el arte y nos tuvimos que mudar.
¿Qué proyectos tiene?
Estamos haciendo exposiciones regularmente para poder encender la llama que está en el corazón de los niños y jóvenes, siempre hay que soñar. Me gustaría agrandar la Galería y tener kioskos artesanía para que todos se reúnan en este lugar, seguir haciendo las exposiciones y visitar Trujillo, Tocoa y Olancho, donde las personas estén interesadas.
Myriam ha elaborado más de 45 pinturas. En Montreal, Canadá en 2006 ganó el premio al mejor cuadro en el mes de la historia de los afroamericanos.
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