En una sesión extraordinaria de la OEA, Antonio Garrastazu, director sénior para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional Republicano (IRI), señaló que Honduras aún enfrenta problemas estructurales que obstaculizan la consolidación de un proceso electoral transparente y confiable.
El 20 de noviembre, un grupo de países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) manifestó su preocupación por la situación del proceso electoral en Honduras.
En una carta dirigida al presidente del Consejo Permanente, los firmantes -Estados Unidos, Argentina, Ecuador, Paraguay y Antigua y Barbuda- señalaron su preocupación por la crisis democrática.
Este martes se llevó a cabo en Washington D.C la sesión y como informó el organismo previamente, el encuentro servirá para considerar “los acontecimientos recientes en Honduras en vísperas de las elecciones generales previstas para el 30 de noviembre de 2025”.
En su intervención, Garrastazu calificó la situación del país como un “régimen híbrido”, según el Índice Democrático 2025. Además, criticó al gobierno de la presidenta Xiomara Castro, señalando que no ha logrado restablecer la confianza de la población en las instituciones democráticas. También expresó preocupación por el panorama electoral del próximo 30 de noviembre, el cual —a su juicio— se desarrollará en un contexto de fragilidad institucional.
“La venezolanización del proceso electoral no debe ser permitida para metastatizar a través de nuestro hemisferio. Debe ser enfrentada directamente”, manifestó.
A lo largo de su discurso, Garrastazu elogió a Estados Unidos, Antigua y Barbuda, Argentina, Bolivia, Ecuador y Paraguay por solicitar la sesión extraordinaria ante lo que describió como “un clima de erosión democrática” en Honduras.
Sostuvo que el país continúa enfrentando desafíos profundos, entre ellos “corrupción estructural, violencia endémica y fragilidad institucional”. Recordó que, según el Índice Democrático de The Economist 2024, Honduras aparece clasificada como un régimen híbrido.
Discurso íntegro de Antonio Garrastazu
"Buenos días a todos, a los miembros de la Cámara Permanente de la Misión de Organización de los Estados Unidos. Gracias por la oportunidad de hablar hoy sobre la situación en Honduras antes de las elecciones generales de domingo.
Me gustaría empezar por exaltar a los Estados Unidos, Antigua Barbuda, Argentina, Bolivia, Ecuador y Paraguay por su liderazgo en solicitar esta extraordinaria recesión debido al clima de erosión democrática que persiste en Honduras.
Como una de las democracias más válidas de la región, Honduras continúa enfrentando desafíos profundos, incluyendo corrupción perversa, violencia endémica y fragilidad institucional, clasificada como un régimen híbrido por el Índice Democrático de Economía 2024.
Desde que se tomó oficina en 2022, la administración del presidente Xiomara Castro ha luchado para restaurar la confianza pública en las instituciones democráticas, intensificar la polarización política y agravar las preocupaciones con respecto a la integridad del proceso electoral. La misión electoral de OEA en Honduras, liderada por el antiguo ministro extranjero de Paraguay, Eladio Loizaga, anunció este mes el ataque diario contra la integridad del proceso.
La venezolanización del proceso electoral no debe ser permitida para metastatizar a través de nuestro hemisferio. Debe ser enfrentada directamente. Esta sesión especial eleva la responsabilidad de la organización en preservar el espíritu democrático.
Las elecciones generales se realizarán en un contexto de fragilidad institucional profunda, caracterizado por divisiones partidarias, desastre histórico, corrupción, violencia e impunidad que, colectivamente, derraman la credibilidad y la integridad del proceso electoral.
El framework (estructura que sirve de base) electoral de Honduras, que se reformó en 2019, fue intentado para mejorar la independencia y la transparencia. En lugar de eso, las debilidades persistentes han generado un ambiente polarizado donde las acusaciones mutuas de fraude e interferencia dominan la confianza pública.
El sistema electoral ha sido capturado por tres partes dominantes a través de un mecanismo tripartito que facilita la manipulación sistémica a través de apuntes partidarios, financiamiento ilícito, así como interferencia judicial y militar. Esto perpetúa la integridad de la información.
Problemas y acusaciones de debilidad en la integridad del proceso electoral, entidades internacionales como la Unión Europea y esta misma institución han levantado alarmas sobre las divisiones electorales, la falta de militares neutrales y la manipulación política que arroja las instituciones de confianza y la consolidación democrática.
Durante las primarias, los líderes de la oposición y las organizaciones de la sociedad civil denuncian la manipulación de cuentos de votos y sistemas de transmisión debido a estructuras de fallos, retrasos logísticos en el sistema de transmisión de resultados preliminares, más conocido como Trep, retrasos en el sistema, también quejas sobre manipulaciones".