Contar la moneda fraccionada después de un transacción comercial, regatear unos cuantos centavos de descuento por una compra son cosa del pasado.
Lo comerciantes argumentan que no tienen monedas para regresar el vuelto ya que las personas cada día las están dejando de utilizar. El poco valor real respecto del nominal y la devaluación del lempira ha conducido a que los hondureños cada día desistan de su uso. Se suma a lo anterior la incomodidad que las mismas generan. NEGOCIOS realizó un recorrido por los mercados sampedranos, bodegas y las abarroterías, y corroboró que el uso de las monedas metálicas es inexistente.
Los comerciantes señalan que es el mismo consumidor quien las rechaza pues aduce que su valor es poco o por la incomodidad.
Gelber Ordóñez, minorista de productos de consumo popular, señaló que el fenómeno se ha venido dando desde hace tres años, 'pero últimamente se ha acentuado más'.
El comerciante reconoció que la moneda metálica que aún circula en cantidades mínimas es la de cincuenta centavos, 'pero la circulación se debería mantener porque hay consumidores que las reclaman'.
'Este comportamiento de la gente ha provocado que se opte por el redondeo de los precios', explica Mirian Alemán, propietaria de una abarrotería en el Mercado Concepción.
Marvin Cantarero, vendedor de abarrotes y granos básicos, comentó que otra particularidad que ha visto en los barrios y colonias es que pasan personas cambiando las monedas de cinco y diez centavos para luego fundirlas, 'lo que provoca pérdidas al Estado'.
Dificultades
El pulpero Santos García expresó que han desistido en recibir las monedas metálicas porque en las agencias bancarias les aceptan un máximo de cien lempiras, 'pero cuando se sobrepasa esa cantidad tenemos que llevarlas hasta el Banco Central de Honduras para cambiarlas por billetes'.
Para el economista Carlos Urbizo Solís, el uso de la moneda fraccionada es importante para dar el cambio después de una compra; 'pero el poco uso está en relación con la inconveniencia al momento del conteo y el manejo'.
Aclaró que antes eran más utilizadas porque se podía comprar algo, pero ahora no se adquiere nada; 'sin embargo, aquí no tenemos la cultura del ahorro de las monedas, como pasa en otras sociedades, como por ejemplo en Estados Unidos'.
Destacó que el desuso de las monedas metálicas no tiene ninguna implicación económica.
Recuperación
Las personas a quienes no se las aceptan tienen que ir a cambiarlas al banco, lo que implica gastar dinero y tiempo.
Urbizo explicó que el poco valor de la moneda es producto de la inflación. 'Si Honduras tiene una tasa inflacionaria de 10% y Estados Unidos del 3%, por tanto, la moneda se devaluará en un 7%, ésa es una fórmula que nadie discute hoy'.
Indicó que la única vía para fortalecer la moneda es a través de la producción y la productividad porque permiten que la inflación baje.
Sin embargo, organizaciones defensoras de los derechos de los consumidores solicitaron al Banco Central de Honduras, BCH, emitir monedas de dos y cinco centavos, a fin de que los clientes reciban los cambios completos al hacer sus compras.
Lo anterior lo confirmó Darwin Ponce, defensor de los derechos del consumidor, quien sostuvo que esta propuesta está contemplada en la nueva Ley de Protección al Consumidor.
Además
Seguridad
El BCH para contrarrestar la falsificación de los billetes tomó medidas de mayor seguridad, especialmente en las denominaciones de 100 y 500 lempiras.
Circulación
Según el portal del BCH, las monedas de circulación actual son desde un centavo hasta 50, pero las de uno, dos y hasta la de cinco no circulan.
Génesis de la moneda
San Pedro Sula. La moneda fraccionada es una de las denominaciones mercantiles más antiguas que el hombre ha utilizado en las transacciones comerciales.
La acumulación de ésta trajo consigo que las personas adineradas se convirtieran en auténticos poderosos. Pero para evitar la concentración del poder por el dinero, que supuso dominio, se propuso la separación del poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, adjudicándoseles a cada uno un porcentaje, por mandato constitucional, del presupuesto de la nación.
El uso de este instrumento comercial en Centroamérica tiene su génesis en el tiempo de la Colonia, pero 11 años después de la independencia cada país adoptó su propia denominación monetaria. En Honduras nace en 1832 cuando se instala en Tegucigalpa la Casa de la Moneda, donde se acuñaron fracciones de un cuarto, medio, uno y dos reales. El 3 de abril de 1926 se adopta, mediante decreto legislativo 102, el lempira como moneda de curso legal, facultad delegada al Poder Ejecutivo. Pero por el crecimiento de la economía hondureña, se crea por medio decreto legislativo número 53 del 3 de febrero de 1950 el Banco Central de Honduras, BCH, a fin de promover las condiciones monetarias, crediticias cambiarias favorables para el desarrollo de la economía nacional.