El sector privado y la clase trabajadora esperan tener esta semana la notificación para sentar a sus representantes en las mesas negociadoras del ajuste al salario mínimo que entrará en vigor en enero de 2017.
Antes, representantes de la empresa privada expresaron su intención de lograr un acuerdo multianual, como el alcanzado en el período 2014-2016, para mantener los niveles de competitividad del país.
Desde el 2011, apenas dos negociaciones salariales se han desarrollado, ya que las tres partes acordaron ajustes trienales, al considerar que garantizan estabilidad y previsión para los sectores.
“En 2013 el INE presentó datos escalofriantes: el 74% de los empresarios no están pagando el salario mínimo y en este momento todavía tenemos estos problemas”, asegura José Luis Baquedano, representante obrero.
Conforme a la escala salarial actual, la cifra menor es de L7,500 y la máxima L9,000. La empresa privada asegura que Honduras posee el segundo salario mínimo más alto de la región.
“Es casi el doble de los países que compiten con nosotros, como El Salvador, Guatemala, Nicaragua y de México con una cuarta parte del salario mínimo de Honduras”, dice Guy de Pierrefeu, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa, agregando que eso impide el crecimiento de empleos formales y agrava las cifras de subempleo. Según reportes del BCH, la inflación interanual se ubicó en 2.82% a octubre, un indicador clave al momento de considerar el nuevo ajuste.
El economista Martín Barahona estima que el incremento andará en L300 conforme a la inflación actual.
“Si la inflación es el parámetro para ajustar los salarios, el ajuste será entre L200 y L300 al mes”, dice Barahona. Ismael Zepeda, economista del Fosdeh, dice que la medición de este indicador no refleja la realidad en la canasta básica porque está estructurado en base al consumo de 1999.