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'El cambio climático también crea oportunidades”

  • 19 agosto 2016 /

Jeffrey Lansdale, rector de la EAP Zamorano, lidera el proceso académico y tecnológico de la escuela agrícola más importante de Centroamérica

Tegucigalpa, Honduras.

La universidad agrícola de El Zamorano no solo lidera las investigaciones académicas en el sector agrícola e incluso el uso de energías renovables.

Este año habilitaron su propia planta de energía solar, que genera el 30% de la demanda actual del campus, y recién firmaron un contrato, por $69,979 con el BCIE, para la instalación de un sistema solar térmico para operar la planta de productos lácteos.

Estos proyectos se suman a las investigaciones sobre nuevas variedades de frijol y producción de frutas en cualquier temporada del año, para “poder hacer frente al cambio climático y aprovechar las oportunidades que este fenómeno genera para países como Honduras”.

Así piensa el rector de la Escuela Agrícola Panamericana Zamorano, Jeffrey Lansdale, quien exhorta a un mayor involucramiento de la academia con la tecnología y su aplicación en la economía hondureña.

Aprovechar la energía solar no solo ayuda a reducir costos de generación, sino la contaminación ambiental y la búsqueda de nuevas alternativas en la producción de alimentos.

En El Zamorano han iniciado un procesos de capacitación de docentes y personal administrativo sobre medición de huella de carbono para que cada estudiante calcule su huella de carbono y sea consciente de sus decisiones diarias de movilización, alimentación, consumos y manejo de materiales para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.

También impulsan las investigaciones de biocombustibles y vitaminas que sirvieron de apoyo a la empresa Biosa, que opera en la zona norte del país.

“La academia representa una serie de oportunidades que muchas veces no se aprovechan en la agricultura. Representamos asistencia técnica, investigación —algo de lo que se carece en los países de Centroamérica es de información confiable, sencillamente no existe y las decisiones se toman de forma empírica—”, afirmó el rector Añadió que los aportes de la academia en investigación son a largo plazo.

Producción puede ser permanente

Con una amplia experiencia agrícola, Lansdale ha dado numerosas charlas en Honduras y Centroamérica de cómo aprovechar las ventajas naturales del sector agrícola en el istmo.

Destaca que el clima regional es similar al de Asia y en países como Tailandia es posible consumir un mango en diciembre.

“Ellos (los tailandeses) utilizan riego y fertilizantes para estresar los árboles, para producir un poco más temprano o un poco más tarde y así poder tener mango todo el año. Es otro ejemplo, en el que la academia puede apoyar en lo que es la ciencia y la producción agrícola”, señaló.

Aunque reconoce que el cambio de cultura es difícil en Honduras y la región, pero que es más complejo “cambiar la cultura de la pobreza”, para ello es necesario el trabajo en alianzas.

Foto: La Prensa

Jeffrey Lansdale, rector de la EAP Zamorano.

Por ejemplo, habló de la alianza entre El Zamorano y Universidad de Texas A&M en investigación de las propiedades curativas del mango.

Esa universidad estadounidense ha hecho estudios sobre el mango y lo que esa fruta representa para prevenir cáncer, desnutrición infantil, infecciones y otras enfermedades, contó.

“Lo que queremos es aprovechar la ciencia que se ha desarrollado en la Universidad de Texas A&M para traer la tecnología, porque lo que vemos en Honduras cuando es época de mango es que mucha de esta fruta se desperdicia. Lo vemos debajo de los árboles, cuando podría convertirse eso en una forma de crear microempresas y hacer llegar mango donde se pueda convertir en alimentos saludables para la niñez y otras personas”, apuntó el rector del Zamorano.

Oportunidad del cambio climático

La academia también tiene el reto de ver cómo aportar con innovación y tecnologías para contrarrestar el cambio climático.

“Por ejemplo, ante la escasez de precipitaciones las universidades deben trabajar en investigaciones relacionadas con el riego”, dice Lansdale.

“En Honduras se nos está acabando el agua, y no solo en Honduras, porque si ven la tendencia en California se darán cuenta que allá está pasando lo mismo. Hace cuarenta años los pozos llegaban a 200 pies para lograr sacar agua para la agricultura, después tuvieron que profundizar a 400 pies, luego a 800 y hoy día están bajando a 1,200 pies en búsqueda de agua para riego”, manifestó el rector.

Pero esto puede ser aprovechado. Expresó que “lo que antes era nieve en la Sierra Nevada de California ya casi ha desaparecido. Eso representa una oportunidad para Centroamérica, porque California alimenta a una gran parte de Estados Unidos y al ver su producción afectada por el cambio climático definitivamente esos alimentos pueden llegar de Centroamérica”, subrayó el rector. La importancia del cuidado del medio ambiente es vital, porque sin este “sencillamente no hay agricultura”.

¿Quién es?

Jeffrey Lansdale tiene la experiencia de convivir entre culturas de distintos continentes.

Residente en Honduras por 28 años, casado con una hondureña. Ha vivido en Estados Unidos, en el sureste asiático, un año en la India, un año en Bolivia y algunos meses en Francia y en Tanzania, además de realizar largos viajes en Asia, Europa y América Latina.

Su experiencia en el campo agrícola se remonta en haber vivido 18 años en Grecia, en el campus de una escuela secundaria vocacional agrícola, universidad y centro de adultos dirigida por su padre de 1955 a 1990.

El rector Lansdale tuvo la oportunidad de trabajar en El Zamorano de 1984 a 1988 como administrador general y profesor en la administración de Simón E. Malo.

Antes de llegar al cargo de rector en 2014, fue decano de la Facultad de Posgrado de la Universidad Tecnológica Centroamericana de Honduras (Unitec).

Desempeñó el cargo de especialista principal en educación, director técnico y jefe del proyecto Mideh en Honduras.

Fue profesor adjunto de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, jefe de proyectos de reconstrucción en USAID/Honduras, después del huracán Mitch y fundador del programa de liderazgo juvenil ambiental en Honduras.