El español Rafael Nadal agrandó este domingo su leyenda sumando un nuevo triunfo en Roland Garros, el decimocuarto de su carrera, con lo que totaliza 22 Grand Slam y se aleja a dos del serbio Novak Djokovic como el tenista con más grandes de la historia.
En su pista favorita, donde ha conseguido sus mayores logros, dos días después de festejar su 36 cumpleaños, Nadal se impuso con autoridad al noruego Casper Ruud, 6-3, 6-3 y 6-0, en 2 horas y 18 minutos.
No fue la mejor final pero sí una de las de más mérito de las 14 que ha disputado Nadal sobre la arcilla de París, porque llegaba a la capital francesa sin apenas rodaje, martirizado por un pie izquierdo que, había advertido, le provoca grandes dolores.
Pese a no llegar como máximo favorito al título este año, una fractura de costillas en marzo y sus problemas crónicos en el pie izquierdo le habían impedido prepararse adecuadamente, Nadal no dio opción alguna a un Ruud que jugaba su primera final de Grand Slam, nada fácil además hacerlo en el ‘jardín’ del español.
Pese a sus problemas físicos que en algunos momentos de su carrera, incluida esta quincena en París, han provocado rumores sobre una retirada, Nadal lanzó un mensaje a sus fans: “Volver a ser competitivo una vez más, después de lo que he pasado es increíble. No sé que pasará en el futuro, pero continuaré luchando para seguir el mayor tiempo posible”.
Sin hacer un partido espectacular, aunque sí dejó algunos golpes marca de la casa, pero con muy pocos errores también, Nadal se llevó el partido y sigue sin perder ninguna final de Roland Garros (14 presencias y 14 títulos).
Nadal se mostró muy resolutivo con su servicio (82% de los puntos ganados con el primer saque, por solo el 53% de Ruud) y letal al resto (55% de puntos ganados sobre el servicio del noruego), además de hacer más ‘winners’ (37-16) y cometer menos errores (18-26).
Tras una quincena particularmente fresca y lluviosa, incluido este domingo por la mañana, los astros parecieron alinearse para que Nadal pudiera jugar a descubierto e, incluso, con sol a partir del segundo set. Las condiciones ideales para el español.
Bajo la atenta mirada del Rey de España, Felipe VI, presente en primera línea del palco de autoridades de la Philippe Chatrier, Nadal no tuvo piedad de un rival con el que nunca había jugado en el torneo, pero al que se había enfrentado durante los entrenamientos que, con frecuencia, Ruud realiza en la academia que el español tiene en su Mallorca natal.
- Rey absoluto de la arcilla -
Nadal, que afrontaba su 30ª final de Grand Slam, salió dispuesto a no dejar disfrutar del momento a Ruud, que nunca se había visto en semejante situación. Ganó fácilmente el primer juego y provocó el primer ‘break’ en el segundo con un tenis rayando la perfección.
Y cortó rápidamente cualquier conato de reacción del noruego, como cuando perdió el servicio en el tercer juego, más por deméritos suyos (hizo dos doble faltas), que por méritos de Ruud, para recuperar el quiebre inmediatamente y cerrar el primer parcial en 48 minutos (6-3).
Pasados los nervios del inicio, Ruud comenzó a soltar el brazo en el segundo parcial, aguantar los peloteos a Nadal y aprovechar la ocasión para ponerse con ventaja (1-3) con un ‘break’ que el español cedió con otra doble falta.
Pero Nadal volvió a subir su nivel de tenis y ganó cinco juegos consecutivos para ganar el segundo parcial, otra vez por 6-3, y quedar a un solo set del título.
Y la tercera manga no tuvo historia (6-0). Nadal se sabía campeón y a Ruud, el jugador con más victorias en arcilla en las dos últimas temporadas, no le quedó otro remedio que reconocer que ‘rey de la tierra batida’ solo hay uno. Sin discusión.
“¡Felicidades Rafa. Es tu 14º título aquí, tu 22º Grand Slam. Me he dado cuenta de lo que es jugar contra ti una final aquí, no he sido el primero en sufrirlo”, bromeó Ruud al recibir su trofeo de subcampeón.