El destino de nuestro fútbol parece que no cambiará porque quienes lo gobiernan persisten con sus métodos arcaicos. En las últimas dos semanas escribí sobre la elaboración del calendario para el próximo Torneo de la Liga Nacional, pero hicieron el peor posible.
Hoy vuelvo sobre un hecho del cual también ya escribí, pero nadie toma la iniciativa de ponerlo en práctica.
Me refiero al Campeonato de Jugadores Reservas o Suplentes de la Liga. Mientras los demás países futbolizados de Centroamérica ya lo tienen, resulta paradójico que Honduras, donde nace la mejor materia prima del área, no lo tenga.
Para que el balompié se desarrolle en una nación pobre como la nuestra, es necesario que los equipos tengan por lo menos un Torneo de Suplentes y en lo posible también un Campeonato de tercera. Así, los de la tercera de Marathón o Real España jugarían en San Pedro Sula los sábados a las 3.30 de la tarde, los de la Reserva a las 5.30 pm y el equipo de la Liga en su horario normal a las 7.30 de la noche. De este modo, el público podría llegar antes a los estadios y exigir que un destacado suplente que vio en el preliminar sea ascendido al primer equipo. Ésta no es una idea mía, es algo que vi en Argentina y otros países que pasan exportando talentos. Lo mismo se haría los domingos en Tegucigalpa, cuando Olimpia o Motagua sean locales a las cuatro de la tarde, ya que la tercera jugaría de doce a dos, los reservas de dos a cuatro y el juego de Liga de 4.00 a 6.00 pm. El rival de cada equipo joven sería siempre el mismo que tendría el equipo principal ese día. En La Ceiba y Puerto Cortés se haría algo similar.
Puede ser que algunos equipos nuevos no estén preparados, por lo que el Campeonato de Suplentes podría empezar con los clubes grandes y tradicionales como Vida, Victoria, Marathón, Real España, Motagua, Platense y Olimpia. En los equipos reservistas jugarían los futbolistas que no son incluidos en la lista de 18 que cada equipo puede inscribir para un juego de Liga.
Sin pensar en la alegría y aporte que el Torneo de Suplentes significaría para nuestro balompié, los directivos le echan la culpa a la falta de transporte y comida para no implementarlo.
Si fueran inteligentes, solicitarían a través de Toyota o Mercedes Benz unos 4 buses que se pagarían con la publicidad impresa en ellos, señalando que es un aporte de esa marca al fútbol hondureño.
Hospedaje no se necesita porque los buses llevarían a los jugadores por la mañana del día del juego y los traerían de regreso al finalizar.
La alimentación se puede gestionar vía canje con publicidad estática en los estadios para los restaurantes como Granja D’Elia, Pecos Bill y otros.
Los gastos en combustible y logística serían de poca monta en comparación con la ganancia que los mismos equipos tendrían al mantener permanentemente en actividad y en vitrina a todo su plantel de jugadores. Habría más incentivos y trabajo para nuevos entrenadores, más actividad arbitral y mayor desarrollo de todo el engranaje del balompié.
Un experto en mercadeo podría fácilmente hacer autorrentable este proyecto que aquí propongo.