Mexicanos destacan la pobreza de la Selección de Honduras

Mientras un jugador mexicano como Raúl Jiménez se cotiza en 22 millones de euros, el portero hondureño Donis Escober a veces no tiene para comer.
México y Honduras viven una realidad contrastante.

De cara al partido de Eliminatoria Mundialista este martes en el Estadio Azteca, el guardameta titular describe para Grupo REFORMA la situación social y económica del futbol catracho.

'Somos un país muy pobre, en la Liga no se gana muy bien, los sueldos no son muy buenos. Tratamos de esforzarnos, con muchas deficiencias salir adelante.

'A veces lo económico es importante. Yo quisiera muchas veces alimentarme mejor, prepararme mejor en otros aspectos para llegar a un alto rendimiento, que es la ventaja que tienen en México, Estados Unidos, Costa Rica', expresa.

Escober es portero y también agricultor, actividad que desempeña tras el entrenamiento en el Olimpia. Relata que los futbolistas tienen fe en el proyecto de Jorge Luis Pinto, un técnico metódico y exigente, pero cuya dinámica los rebasa.

'No es fácil acoplarse a su estilo porque hay que estar bien cuidados, de repente bien alimentados, bien vitaminados, porque las energías que se pierden son muchas y de repente lo económico aquí en mi país, pues no.

'La mayoría de los que jugamos en la Liga local, la verdad no es fácil. Hay jugadores que no reciben sueldo, que tienen que pedir prestado para comer, que no duermen bien, que en los entrenamientos no tienen la alimentación adecuada, de repente poca agua, no tienen un Gatorade para hidratarse bien, no es fácil', confiesa Escober.

Doce de los 23 futbolistas de la Selección de Honduras militan en el futbol catracho.

La página web Transfermarkt valúa en 9.9 millones de euros a dicha plantilla, casi 10 veces menos que a la de México, de 92 millones de euros con todo y los cuatro novatos.

'Uno como jugador local la aspiración es siempre estar en la Selección porque económicamente a uno le va mejor. De repente le queda a uno esa sensación o esa felicidad de darle alegría al país porque aquí hay mucha pobreza, mucha delincuencia.

'Ahorita que se jugaron Olímpicos de repente es un país contento, unido, casi no se da porque aquí hay muchas cosas malas, negativas, que a veces frustran, pero a uno que está metido en el futbol le da la motivación, el hambre, la familia, el sacarla adelante', lanza Escober.