El pueblo sufre cuando su Selección pierde, pero más sufren ellos, más pierden ellos. Que mercenarios por aquí, que pisteros por allá. Qué no les dicen. Cuando ganan, son héroes; cuando pierden, son mediocres, vendidos. Los insultan y hasta les tiran objetos.
Por eso ayer, hoy y siempre estaré de parte de los jugadores y en especial de esta generación que ha tenido el infortunio de no ir al Mundial, pese a tener calidad de sobra. Siento que hoy es el momento, la hora de que el fútbol sea justo con Amado, Rambo, David Suazo e Iván Guerrero. Ellos se han entregado, han jugado infiltrados, han masticado la amargura de no lograr el objetivo y han llorado solos las eliminaciones.
A Amado lo han tildado de argollero; a Rambo, de loco; a David, de no entregarse al máximo, y a Iván, de mercenario. He sido testigo de esa injusticia, por eso deseo que el fútbol los recompense.
Que tienen dinero dicen unos, ¿y qué? Se lo tienen bien merecido, han aprovechado las cualidades para destacar en un deporte millonario, se han sacrificado, se han alejado de sus familias y se han ganado su patrimonio decentemente. Amado forma parte del selecto grupo de jugadores de la historia del fútbol mundial que ha rebasado la cifra de más de 100 juegos internacionales defendiendo los colores de su país. ¿Quién más que él para sufrir las eliminaciones?
Estuve con David en Italia y me encontré con una persona comprometida con la Selección y con el país. Él, que ya está en la élite, quiere estar en el olimpo del fútbol mundial, quiere estar en Sudáfrica. Y sabe que ésta es su última oportunidad.
La generación de oro que se hizo sentir en Sydney tiene a partir de hoy su último chance de quedar en la historia. Es hoy o nunca. Y a ese grupo se suma la categoría del gran capitán y de varios jóvenes que empujan fuerte. Además, la sabiduría de Rueda y su equipo de trabajo, y siete millones de hondureños.
Sabemos que el camino será difícil, pero si nos unimos, lo vamos a lograr. Llegó la hora de apoyar, de ser solidarios con nuestro equipo, de ser humildes, de no exigir goleadas y de olvidarnos del regionalismo que tanto daño le ha hecho a la Selección.
Llegó la hora. El viaje inicia esta noche. Será largo, lleno de espinas, pero tenemos con qué. Hoy es un día histórico; el comienzo del peregrinaje hacia el continente negro.
Alistemos las gargantas, preparémonos, entreguémonos al equipo nacional, sanemos nuestras heridas y unámonos al sueño de los cuatro guerreros. Lloramos con ellos, hoy nos volvemos a ilusionar con ellos, mañana disfrutaremos con ellos en Sudáfrica. Que así sea.