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La fórmula del bienestar: Agua + Running

  • 08 junio 2017 /

Ante estos tiempos de sedentarismo, piense en su salud. Active su cuerpo y acompáñese de una botella de agua en todo momento para hacer ejercicio. Una buena meta puede ser proponerse correr un maratón.

San Pedro Sula, Honduras

Hoy todo es inmediato y ya muchas tareas cotidianas no implican mayor esfuerzo físico. Antes se tenía que caminar para tomar el transporte público, pero ahora se pide transporte puerta a puerta, y listo. Si el hambre comienza, en el intermedio de la jornada laboral, o ya en casa, tomamos el smartphone y en menos de treinta minutos podemos saciar el antojo: hamburguesa, comida china o italiana, todo listo para degustar sin movernos del sitio.

Debido a esta inactividad, y si le agregamos el poco consumo de agua o los inadecuados hábitos alimenticios, podríamos llegar fácilmente al filo de la obesidad. Y el consumo excesivo de calorías, señalan los expertos, puede conducir a la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.

La combinación perfecta para llevar una vida sana y mantener alejadas las enfermedades, consiste básicamente en una buena nutrición, hidratación, ejercicio regular y actitud positiva ante la vida. Seguir esta fórmula no es nada del otro mundo. Es cuestión de decidirse y proponerse, por qué no, correr un maratón.

Simplemente siga estos dos sencillos consejos y cuando menos lo piense, lo único que le faltará para correr la maratón de Chicago será el pasaje de avión, porque la condición física ya la tendrá.

Foto: La Prensa

1. Hidratación y adecuada nutrición.

El agua es el componente más importante que tiene el cuerpo humano. Más de la mitad está compuesto por este elemento. Y, entre otras funciones vitales, transporta los nutrientes, elimina las toxinas, regula y mantiene la temperatura del cuerpo a través del sudor.

Según el Colegio Americano de Medicina Deportiva, durante el ejercicio se deben de hidratar entre 150-300 mililitros, con agua preferiblemente, cada 15-20 de minutos de actividad. Es imprescindible preveer esta situación y traer consigo una botella práctica para que esto no sea un obstáculo y no se llegue a la deshidratación por exposición al calor o tras correr.

También es primordial agregar gradualmente a la dieta: jugo de naranja que aporta vitamina C; miel, que eleva la glucosa en la sangre; las nueces, que son buenos antioxidantes; plátanos, para evitar calambres; las pastas contribuyen a la regeneración muscular; e inclusive tomar una taza y media de café antes de correr disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades neurológicas como el Alzheimer.

Foto: La Prensa

2. Planificación.

Es recomendable antes de realizar cualquier actividad física acudir con un doctor y realizarse un chequeo de rutina para descartar cualquier lesión ósea o respiratoria. Luego de descartar cualquier dolencia, el “running” es una de las mejores opciones para ejercitarse. Prácticamente se puede correr donde sea, y no se requiere estar matriculado en ningún gimnasio.

Iniciarse en el running requiere, eso sí, dedicación y esfuerzo, y mucho más si se tiene en mente llegar a correr una maratón. Para correr durante 42 kms., que es la distancia que se corre durante una maratón, es necesario plantearse un inicio. Una sugerencia es observar cuántos días se puede entrenar, e ir aumentando semana a semana la cantidad de kilómetros. La primera semana se podría establecer una meta de 3 kms., la segunda 6 kms. y aumentar paulatinamente. Existen muchas apps que van registrando los avances del corredor, e igualmente existen herramientas que permiten saber cuántas calorías se van consumiendo, y así adecuarlo con la dieta.

Quedarse cómodamente sentado mandando mensajes por WhatsApp o viendo la televisión no suelen ser las opciones más saludables. Basta ver los reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual identifica la inactividad física como el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial (6% de las registradas en todo el mundo). El mejor antídoto contra las enfermedades es mantenerse en movimiento y no bajar la guardia. La regularidad hará posible que la actividad física se transforme en hábito y éste, a la final, en bienestar integral.