07/05/2024
05:24 AM

Hincha del Victoria: 'Se les acabó la fiesta”

Héctor Ballesteros sueña con ver al Victoria campeón para abortarle el tricampeonato al Olimpia.

¿Quién dijo miedo? Con esta frase respondió Miguel Ballesteros a la primera interrogante sobre la próxima final entre Victoria y Olimpia.

El popular Pan de Coco es un furibundo jaibo “desde que estaba en el vientre de mi madre”, como él mismo apunta.

“Mi sangre tuvo que ser azul y no roja porque nací siendo Victoria y así voy a morir. Amo a este equipo y doy mi vida por él”.

Volvemos donde comenzamos y Ballesteros, como toda la hinchada blanquiazul, transpira optimismo en víspera de la final contra el León. “Esta vez que se cuide el Olimpia. No lo vamos a perdonar porque nos debe muchas. Tengo fe en que podemos ganar esta final porque tenemos un gran equipo”.

Para todos, el Olimpia es el gran favorito para levantar la copa y agrandar sus vitrinas con la número 26 con el tricampeonato, pero Ballesteros asegura que esta fiesta será ceibeña. “¿Y quién dijo miedo? Pueden tener cualquier cantidad de trofeos y todo lo que quieran, pero nosotros tenemos jugadores que se raspan el pecho en la cancha y un gran técnico. Héctor Vargas sabe cómo se le debe jugar al Olimpia y tenemos fe en que ganamos aquí y empatamos allá -Tegucigalpa-”.

Ballesteros recordó una de sus tantas anécdotas como fiel seguidor del Victoria. “Yo era un niño. Mi mamá me mandaba a vender pan de coco y yo me iba al campo a ver practicar a mi equipo. Les regalaba algunos panes a los jugadores y yo sabía lo que me esperaba en la casa, segura macaneada, pero no me importaba, yo me sentía feliz en la sede. Cuando hace poco me enfermé los jugadores iban al hospital a verme, me llevaban jugos, me regalaron camisas del equipo y ahí me prometieron que seríamos campeones. Juro que eso me lo van a cumplir porque tenemos un gran equipo”.

Ballesteros hizo una pausa en su trabajo de pintacarros y explotó con un tema sobre el que muchos discuten.

“Ojalá los árbitros nos dejen jugar y no favorezcan al Olimpia como lo han hecho muchas veces que se hacen los locos. Recuerdo la pasada que nos hizo Benigno Pineda cuando no quiso pitar la mano de Milton Palacios en aquella final (2005-06). Yo estaba en el estadio, me fui de jalón y esa vez lloré viendo la injusticia de Benigno. Solo les pido que nos dejen jugar, que nos dejen once contra once a ver quién gana. Si el Olimpia es tan grande y poderoso, que lo demuestre ahora porque aquí se les acabó la fiesta. Ahora les tocará sufrir viendo al Victoria campeón”.