Cuando el autor de esta columna era niño, jugaba fútbol todos los días en el Barrio Palmira de Tegucigalpa, allí teníamos a nuestra disposición, a escasos metros, tres canchas de tierra; y por las tardes, al salir de la escuela o del colegio, nos reuníamos para las potras. Si las canchas estaban ocupadas jugábamos en la calle que también era de tierra y con poca circulación de autos.
En nuestra capital viven hoy más de seiscientos mil niños que no tienen canchas para practicar el balompié todos los días, el desordenado crecimiento poblacional ha hecho desaparecer las antiguas canchas en casi todos los barrios y colonias. Sin embargo hay algunos solares baldíos donde los jóvenes y niños se las arreglan para jugar. Pero la mayoría al no encontrar canchas, debe reprimir sus ganas de jugar para dedicarse a delinquir, a drogarse y a ser una carga para la sociedad.
El gobierno debe, a través del Ministerio de Cultura, Artes y Deportes, Conapid o Fenafuth, dedicar dinero para adecuar los solares existentes de modo que los niños hondureños puedan practicar el deporte rey todos los días. Hay que destinar presupuesto para quitar el sucio de los solares y marcarlos como canchas de fútbol. Actualmente hay muy pocos lugares con rectángulos de juego y los jóvenes solo pueden jugar una vez por semana para lo cual deben desplazarse por horas pagando transporte caro desde lejanas colonias para llegar al Birichiche o las canchas del Infop. Esto no puede continuar así, Honduras produce futbolistas no solamente en el poblado departamento de Cortés, de donde son originarios la quinta parte de los jugadores de la actual Liga Nacional, ni solo en Atlántida y Colón; departamentos con baja densidad de población de donde proviene un tercio de jugadores de la profesional. Esta presencia se debe a que tienen canchas donde jugar.
En Tegucigalpa sin embargo, pese a la cantidad enorme de niños que tiene, el talento se desperdicia por falta de canchas y apenas aporta un 16 por ciento de los jugadores a la Liga Nacional.
Hasta 1973, mientras Tegucigalpa no fue tan poblado, el 80 por ciento de las selecciones nacionales históricamente estaban integradas por capitalinos. Al sobrepoblarse la capital en los últimos 30 años, empiezan a desaparecer las canchas y el 80 por ciento de las selecciones están integradas por jóvenes nacidos en la Costa Norte (Cortés, Atlántida, Colón y Yoro). O sea que en Tegucigalpa salvo las excepciones de César Obando, Amado Guevara, Membreño y algún otro, llevamos tres décadas desperdiciando talentos porque no tienen donde jugar todos los días.
Es urgente que procuremos canchas aunque sean de tierra para la capital, así resolveremos el problema social de las drogas, las maras y el alcohol y tendremos dos filones o matas produciendo futbolistas: los costeños que fueron la base de España 82 y los capitalinos que nos pueden ayudar para asistir a los mundiales del 2018 en adelante.
Empecemos hoy, no olvidemos que Zidane, Pelé, Maradona, Cruyff, Di Stéfano y la mayoría de grandes artistas del balón, jugaban todos los días en los barrios pobres en los que crecieron.