Los seres humanos hemos crecido en los primeros meses de nuestra vida en el vientre de una mujer, nuestra madre biológica. Y todos deberíamos estar infinitamente agradecidos por esa circunstancia
En nuestra necesidad de aferrarnos a la certeza, los seres humanos vamos dando saltos temporales en lo que queremos y necesitamos, como si el momento presente no existiera.