He buscado “la orden” que recibiera Enrique Chinchilla, Plata y Ártica, para en complicidad con Mel Zelaya Ordóñez hacer un festín de muerte el 25 de junio de 1975.
En el campo diplomático, la renuncia del vicecanciller Antonio García, justificándola por desacuerdos con el giro imprimido a la política exterior hondureña.
Los retornados constituyen un valioso capital humano, poseedor de conocimientos, destrezas y habilidades que deben ser aprovechadas, para su bien y el de sus familias.
Ellas y ellos han concebido la propuesta de rescatar la memoria histórica, la visibilización en el ámbito institucional, cultural y mediático, del primer defensor del valle de Sula.