En un 50% ha mermado la compra y venta de carros traídos de EE UU, debido a los altos precios de los vehículos, el flete, los repuestos y la introducción al país.
El cierre de fábricas y la escasez de chips han generado una situación inédita en la industria, lo cual ha llevado a que no haya disponibilidad inmediata de automóviles de concesionarios.