Quienes caen en las redes de las y los tratantes, sea bajo amenazas, engaños, fuerza, se convierten de hecho en esclavos (as), sometidos a la voluntad del que se considera su dueño (a), siendo obligados (as) a trabajos sin recibir remuneración alguna, sean de tipo doméstico, delictivo, sexual, como mendigos. Quien protesta tal infamante condición es castigado con torturas, violaciones, encierro prolongado con el propósito de amedrentar.