Y a esto se suma la violencia, esa sombra que ha hecho de nuestro país un territorio de miedo. Nuestros padres podían ir al estadio, caminar por el barrio sin mirar atrás.
Netanyahu y sus secuaces – ministros canallas que abiertamente promueven el bombardeo de árabes – están poniendo a todos los seres humanos en peligro con sus actos bélicos.