Los hombres con testículos más pequeños son más propensos a involucrarse en el cuidado cotidiano de sus hijos, según un estudio de la Universidad Emory que publica hoy Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los volúmenes testiculares más pequeños también están relacionados como más actividad del cerebro relacionada con la crianza en los padres cuando ven fotos de sus propios hijos, añadió el estudio.
'Nuestros datos indican que la biología del humano masculino refleja una transacción entre lo que es más importante para el apareamiento y lo que inclina más hacia la crianza', señaló el antropólogo de Emory, James Rilling, quien condujo la investigación.
El estudio se propuso determinar por qué algunos padres invierten más tiempo, esfuerzo y atención que otros en la crianza de los hijos.
'Es una cuestión importante porque otros estudios han demostrado que los niños y niñas cuyos padres están más involucrados en la crianza tienen mejor desempeño social, psicológico y educativo', agregó Rilling.
La teoría evolucionista de la vida sostiene que la evolución mejora la asignación de los recursos ya sea al apareamiento o a la crianza de manera que la aptitud alcance valores máximos.
Si bien puede haber factores sociales, económicos y culturales que afectan el grado de atención de los padres dan a la crianza, los investigadores buscaron factores biológicos.
Se sabe que los niveles más bajos de testosterona están correlacionados con una mayor participación en la crianza, y que los niveles más altos de esa hormona pronostican más divorcio y poligamia.
Además de la producción de testosterona, los testículos producen esperma, y el tamaño de los testículos está más vinculado con la cantidad y calidad del esperma que con los niveles de la hormona.
Los investigadores entrevistaron 70 hombres que eran padres biológicos de hijos o hijas con edades entre uno y dos años, y quienes vivían con la criatura y su madre biológica.
Los científicos entrevistaron por separado a las madres y a los padres para determinar el grado de participación del hombre en el cuidado de los hijos en tareas como el cambio de pañales, la alimentación, el baño o el quedarse en casa para cuidarlos cuando están enfermos.
A los hombres se les midió su nivel de testosterona, y mediante una imagen funcional por resonancia magnética (MRI) se les midió la actividad cerebral cuando observaban fotos de sus hijos con expresiones de alegría, tristeza y neutrales.
Mediante MRI estructural se midió el volumen de los testículos de los participantes.
Las conclusiones mostraron que tanto los niveles de testosterona como el tamaño de los testículos están inversamente relacionados con el grado de cuidado paternal directo del cual habían dado cuenta los hombres y las mujeres en las entrevistas.
El artículo señala que, si bien los niveles de testosterona pueden estar más relacionados con la competencia entre los machos previa a la copulación, el volumen testicular puede reflejar una inversión de apareamiento post copulatoria.
Asimismo, destacó que en los últimos cincuenta años las mujeres que crían a sus hijos por su cuenta ha crecido sustancialmente en EE.UU. y aunque hay muchos más hogares sin padre presente, en aquellos en los cuales el padre está presente éste tiende a estar mucho más involucrado en la crianza que los padres del pasado.
Los volúmenes testiculares más pequeños también están relacionados como más actividad del cerebro relacionada con la crianza en los padres cuando ven fotos de sus propios hijos, añadió el estudio.
'Nuestros datos indican que la biología del humano masculino refleja una transacción entre lo que es más importante para el apareamiento y lo que inclina más hacia la crianza', señaló el antropólogo de Emory, James Rilling, quien condujo la investigación.
El estudio se propuso determinar por qué algunos padres invierten más tiempo, esfuerzo y atención que otros en la crianza de los hijos.
'Es una cuestión importante porque otros estudios han demostrado que los niños y niñas cuyos padres están más involucrados en la crianza tienen mejor desempeño social, psicológico y educativo', agregó Rilling.
La teoría evolucionista de la vida sostiene que la evolución mejora la asignación de los recursos ya sea al apareamiento o a la crianza de manera que la aptitud alcance valores máximos.
Si bien puede haber factores sociales, económicos y culturales que afectan el grado de atención de los padres dan a la crianza, los investigadores buscaron factores biológicos.
Se sabe que los niveles más bajos de testosterona están correlacionados con una mayor participación en la crianza, y que los niveles más altos de esa hormona pronostican más divorcio y poligamia.
Además de la producción de testosterona, los testículos producen esperma, y el tamaño de los testículos está más vinculado con la cantidad y calidad del esperma que con los niveles de la hormona.
Los investigadores entrevistaron 70 hombres que eran padres biológicos de hijos o hijas con edades entre uno y dos años, y quienes vivían con la criatura y su madre biológica.
Los científicos entrevistaron por separado a las madres y a los padres para determinar el grado de participación del hombre en el cuidado de los hijos en tareas como el cambio de pañales, la alimentación, el baño o el quedarse en casa para cuidarlos cuando están enfermos.
A los hombres se les midió su nivel de testosterona, y mediante una imagen funcional por resonancia magnética (MRI) se les midió la actividad cerebral cuando observaban fotos de sus hijos con expresiones de alegría, tristeza y neutrales.
Mediante MRI estructural se midió el volumen de los testículos de los participantes.
Las conclusiones mostraron que tanto los niveles de testosterona como el tamaño de los testículos están inversamente relacionados con el grado de cuidado paternal directo del cual habían dado cuenta los hombres y las mujeres en las entrevistas.
El artículo señala que, si bien los niveles de testosterona pueden estar más relacionados con la competencia entre los machos previa a la copulación, el volumen testicular puede reflejar una inversión de apareamiento post copulatoria.
Asimismo, destacó que en los últimos cincuenta años las mujeres que crían a sus hijos por su cuenta ha crecido sustancialmente en EE.UU. y aunque hay muchos más hogares sin padre presente, en aquellos en los cuales el padre está presente éste tiende a estar mucho más involucrado en la crianza que los padres del pasado.