Recibir la noticia de que padece cáncer de seno puede caerle a una mujer como un balde de agua fría y hasta sentir que su vida se derrumba, pero, con el apoyo de su familia, usted puede convertirse en una guerrera y superar esa enfermedad.
Según estadísticas de la Liga contra el Cáncer en San Pedro Sula, en lo que va del año han atendido unas 183 mujeres con este mal y, por ello, octubre se destinó como el mes del cáncer de mama y en este tiempo se intensifican las campañas para hacer conciencia en la población femenina y hasta masculina porque el cáncer no tiene género.
La psicóloga de esta institución, Nora Ramírez, indica que la primera impresión de un paciente cuando le diagnostican cáncer es entrar en estado de negación, “éste es un mecanismo de defensa psicológica en el que se niegan a tener la enfermedad o pensar que no es nada grave”.
Es importante que la paciente conozca la enfermedad para saber a qué se enfrenta y cómo vencerla. Ramírez detalla que “cada caso y cada paciente son distintos, así como su personalidad y sus técnicas de afrontamiento. De allí se parte para ayudar mejor al paciente durante el tratamiento.
El apoyo es esencial
El cáncer es una enfermedad que no sólo afecta al enfermo, sino a toda la familia.
La psicóloga comenta que tanto el esposo como los hijos y todas las personas que rodean al paciente tienen un papel importante en el tratamiento. El apoyo, la compresión y la paciencia de los familiares son fundamentales en la recuperación del paciente.
“Si a su pareja se le detecta cáncer es indispensable que el cónyuge permanezca a su lado y se convierta en parte de su recuperación, es decir escuchar sus sentimientos y temores, aprender acerca de las opciones de tratamiento y participar en su cuidado”, asegura.
El trauma de perder un seno puede ser extremo y es sumamente importante que ambas personas en la pareja lo reconozcan y se apoyen mutuamente en la pérdida.
Cuando la mujer es sometida a una mastectomía para retirarle el seno afectado puede deprimirse, “esa cirugía modifica la imagen y la percepción que la mujer tiene de ella misma. Puede pensar que ya no vale como mujer o que deja de serlo.
Muchas pacientes necesitan ayuda psicológica para aceptar su nueva realidad corporal”, comenta Nora Ramírez.
La mujer debe recordar que no deja de ser lo que es por no tener un seno.
Fe y amor
El padre Iván Cardona comenta que, en el campo espiritual, la mujer entra en un conflicto interior, ya que lo primero que piensa es ‘¿por qué Dios me castiga?’. “Es una mujer de fe y saludable que ha hecho la voluntad de Dios y debe aceptar la enfermedad, descubrir por medio de Dios la enfermedad, el valor del sufrimiento y cómo luchar”.
El padre detalla que “la mujer debe recibir acompañamiento espiritual para tener consuelo, tocar su conciencia y ayudar la parte emocional, ya que lo que piensa es que se va a morir: se le debe dar apoyo espiritual”.
Es importante que la familia se muestre fuerte ante la persona enferma “para que le ayude a enfrentarse a la enfermedad con esperanza y confianza en Dios y sepa que la situación cambiará, que el medicamento funcionará y se recuperará”.
Indica que, al haber fe, la persona mejorará cuando se trata por amor, “el esposo debe tratarla con amor, pues le transmite fuerza emocional y espiritual para un proceso de curación en las partes espiritual y física”.
Los cambios
La psicóloga Nora Ramírez detalla que cuando la mujer entra en radioterapia y quimioterapia debe saber que “tienen efectos secundarios y la quimioterapia es la que daña más la autoestima femenina”.
La quimioterapia puede causar la caída del cabello, “a tal punto que no desean verse en el espejo y en estos casos es recomendable usar pelucas o pañuelos que cubran la cabeza hasta que el pelo vuelva a crecer al terminar el tratamiento”, recalca.