Familia y Hogar
San Pedro Sula, Honduras.
Usualmente, cuando un niño dice malas palabras los padres de familia no saben cómo reaccionar.
Lo primero que se les viene a la mente es reprender al pequeño; sin embargo; hay que tener en cuenta que la etapa de las ' palabrotas' comienza entre los dos o tres años de edad, cuando los niños no tienen claro aún el concepto de moral.
Si su vástago está atravesando esta etapa ponga en práctica las siguientes recomendaciones:
- Establezca normas. Este es el primer paso para hacer entender al pequeño que no es correcto pronunciar palabras ofensivas. Como padre de familia es su deber marcar los límites dentro de su hogar, pero no olvide hacerlo con amor.
- Proponga otras opciones. Es normal que los niños experimenten momentos de enojo e ira. Enséñele que hay otras palabras que puede utilizar si se siente enfadado. Asimismo, explíquele que los gritos y las ofensas no son productivas.
Usualmente, cuando un niño dice malas palabras los padres de familia no saben cómo reaccionar.
Lo primero que se les viene a la mente es reprender al pequeño; sin embargo; hay que tener en cuenta que la etapa de las ' palabrotas' comienza entre los dos o tres años de edad, cuando los niños no tienen claro aún el concepto de moral.
Si su vástago está atravesando esta etapa ponga en práctica las siguientes recomendaciones:
- Establezca normas. Este es el primer paso para hacer entender al pequeño que no es correcto pronunciar palabras ofensivas. Como padre de familia es su deber marcar los límites dentro de su hogar, pero no olvide hacerlo con amor.
- Proponga otras opciones. Es normal que los niños experimenten momentos de enojo e ira. Enséñele que hay otras palabras que puede utilizar si se siente enfadado. Asimismo, explíquele que los gritos y las ofensas no son productivas.
- Sea un ejemplo. Hay un refrán que dice 'De tal palo, tal astilla', y hay mucha sabiduría en ello.
Generalmente, los niños imitan acciones que observan de los adultos. Si usted no pronuncia 'palabrotas' su hijo tampoco lo hará.
- No se sobresalte. A ningún padre le gusta escuchar a su hijo decir groserías; sin embargo, enojarse no es la mejor solución. Conserve la calma y explíquele al niño por qué no debe comportase de esa manera.
- No le 'celebre' las groserías. Los extremos no son buenos. Si bien es cierto sobresaltarse no es bueno, tampoco lo es reírse de las palabras groseras que pronuncian los pequeños. Si lo hace, el niño pensará que lo que dice no está mal.
- No lo avergüence. Si al pequeño se le escapa una palabra ofensiva en público. No lo avergüence diciéndole que es un niño malcriado. Con esto solo conseguirá lastimar su autoestima.
