San Pedro Sula, Honduras.
Las rabietas, insultos y rebeldías son solo algunas de las características de los llamados “niños tiranos”.
Otra particularidad de estos es la ausencia de sensibilidad ante el dolor ajeno y su incapacidad para comprender los sentimientos de los demás. Estos pequeños suelen transformarse de niños mimados a crueles e insoportables, lo cual hace muy difícil la convivencia con ellos en la escuela y en el hogar.
“Esta conducta puede obedecer a diferentes razones, por lo tanto debe abordarse desde diferentes puntos. Lo primero es tener un grupo de reglas y límites disciplinarios claros y coherentes”, explica la psicóloga Ella López.
No obstante, la experta aconseja que esas normas deben ser adecuadas a la edad del niño y respetando siempre sus derechos.
López hace énfasis en la importancia de la comunicación en la familia.
“Es importante que los padres se comuniquen con los hijos; que expresen sus emociones y hablen sobre la conveniencia de las normas que les han señalado. Para esto se necesita un tiempo de calidad destinado a ellos”, indica.
Reconozca su lado positivo
La experta agrega que los padres también deben reconocer los aspectos positivos de sus hijos.
“Esto les ayudará a reforzar la imagen de sí mismos y por lo tanto mejorará su autoestima. Si el niño tiene un autoconcepto de tirano, rebelde y malcriado, hará todo lo posible por confirmar a cada momento que es así”.
Generalmente, cuando un niño se comporta como un “tirano” los padres suelen castigarlos o reprenderlos severamente. Creen que de esta forma van a lograr que el pequeño cambie su forma de ser.
Sin embargo, con regaños y castigos solo se propicia para que siga con esa conducta. La clave está en llamarle la atención o darle un consejo cuando esté tranquilo y el episodio de rebeldía haya terminado. Karla Cáceres, pedagoga y rectora de MountView Academy, aconseja a los padres para que tengan paciencia y traten con amor al niño. “Cuando se tiene un hijo rebelde se debe investigar las causas en el entorno familiar, social y escolar”, concluye Cáceres.
Las rabietas, insultos y rebeldías son solo algunas de las características de los llamados “niños tiranos”.
Otra particularidad de estos es la ausencia de sensibilidad ante el dolor ajeno y su incapacidad para comprender los sentimientos de los demás. Estos pequeños suelen transformarse de niños mimados a crueles e insoportables, lo cual hace muy difícil la convivencia con ellos en la escuela y en el hogar.
“Esta conducta puede obedecer a diferentes razones, por lo tanto debe abordarse desde diferentes puntos. Lo primero es tener un grupo de reglas y límites disciplinarios claros y coherentes”, explica la psicóloga Ella López.
No obstante, la experta aconseja que esas normas deben ser adecuadas a la edad del niño y respetando siempre sus derechos.
López hace énfasis en la importancia de la comunicación en la familia.
“Es importante que los padres se comuniquen con los hijos; que expresen sus emociones y hablen sobre la conveniencia de las normas que les han señalado. Para esto se necesita un tiempo de calidad destinado a ellos”, indica.
Reconozca su lado positivo
La experta agrega que los padres también deben reconocer los aspectos positivos de sus hijos.
“Esto les ayudará a reforzar la imagen de sí mismos y por lo tanto mejorará su autoestima. Si el niño tiene un autoconcepto de tirano, rebelde y malcriado, hará todo lo posible por confirmar a cada momento que es así”.
Generalmente, cuando un niño se comporta como un “tirano” los padres suelen castigarlos o reprenderlos severamente. Creen que de esta forma van a lograr que el pequeño cambie su forma de ser.
Sin embargo, con regaños y castigos solo se propicia para que siga con esa conducta. La clave está en llamarle la atención o darle un consejo cuando esté tranquilo y el episodio de rebeldía haya terminado. Karla Cáceres, pedagoga y rectora de MountView Academy, aconseja a los padres para que tengan paciencia y traten con amor al niño. “Cuando se tiene un hijo rebelde se debe investigar las causas en el entorno familiar, social y escolar”, concluye Cáceres.