Redacción- Durante la primera etapa de su educación
los niños suelen estudiar por obligación. A medida que crecen, los padres pueden ayudarles a descubrir para qué áreas del conocimiento tienen más capacidad e inclinación y a encaminar su rumbo académico en sintonía con
su vocación.
A qué edades comienzan a manifestarse la preferencia o vocación de un niño, Mª Ángeles Beriso, psicóloga clínica, responde que “cada persona es única, y no podemos hablar de una edad concreta”.
“Hay niños que con 4 años ya empiezan a mostrar una preferencia clara por algo pero, en la mayoría, la vocación se despierta durante la etapa final de la educación secundaria y el bachillerato, entre los 14 y los 16 años”, señala Beriso
La psicóloga explica que la vocación no es algo que, una vez que se conoce, todo está hecho, ya que a lo largo de la vida podemos descubrir nuevas facetas o preferencias.
Para saber si la tendencia de un hijo es algo firme, señala que “hay que conocer bien sus inquietudes, sus preferencias, sus capacidades reales hacia ese interés, y también si realmente muestra voluntad de esfuerzo por ello”.
En lo que respecta a su conducta vocacional, los estudios psicológicos indican que la mayoría de las personas pueden ser categorizadas en seis tipos: realista, investigador, artístico, social, emprendedor y convencional.
Para ayudar a los hijos a descubrir lo que se les da mejor y fomentar que sigan ese camino de cara a su futuro académico, Beriso recomienda ponerlos en contacto con realidades relacionadas con esos estudios o profesión.
Por ejemplo, en el caso de que a un niño le guste el arte, Beriso indica a sus padres que pueden organizar visitas a museos, proponerle ir a alguna clase de una disciplina artística, comprar revistas sobre el tema para verlas juntos en casa, o proponerle hacer algún tipo de prácticas durante el verano.
“A veces en casa alguien es un buen modelo para fomentar el desarrollo de una vocación y en otras ocasiones no hay nadie que la potencie, pero nunca debemos forzar las cosas. Hay que acompañar a los hijos desde la paciencia, la ternura, e incluso en sus indecisiones ¡qué es normal!, mostrándoles siempre respeto y así ellos podrán tomar las decisiones adecuadas”, indica la psicóloga.
Para Beriso, es una equivocación dirigir a un hijo a elegir algo por sus salidas profesionales, remuneración económica o tradición familiar, ya que “lo importante es la felicidad de esa persona, hacerla responsable de sus decisiones, de su día a día y de sus opciones libres, unas veces acertadas y otras no”.
“Así, los hijos tendrán la capacidad para responder ante cualquier adversidad, pues son responsables de su propio caminar en la vida, en vez de que hayan respondido otros por ellos. Eso sí, sus padres deben acompañarles y hablarles con sinceridad sobre lo que piensan”, concluye la experta.
A qué edades comienzan a manifestarse la preferencia o vocación de un niño, Mª Ángeles Beriso, psicóloga clínica, responde que “cada persona es única, y no podemos hablar de una edad concreta”.
“Hay niños que con 4 años ya empiezan a mostrar una preferencia clara por algo pero, en la mayoría, la vocación se despierta durante la etapa final de la educación secundaria y el bachillerato, entre los 14 y los 16 años”, señala Beriso
La psicóloga explica que la vocación no es algo que, una vez que se conoce, todo está hecho, ya que a lo largo de la vida podemos descubrir nuevas facetas o preferencias.
Para saber si la tendencia de un hijo es algo firme, señala que “hay que conocer bien sus inquietudes, sus preferencias, sus capacidades reales hacia ese interés, y también si realmente muestra voluntad de esfuerzo por ello”.
En lo que respecta a su conducta vocacional, los estudios psicológicos indican que la mayoría de las personas pueden ser categorizadas en seis tipos: realista, investigador, artístico, social, emprendedor y convencional.
Para ayudar a los hijos a descubrir lo que se les da mejor y fomentar que sigan ese camino de cara a su futuro académico, Beriso recomienda ponerlos en contacto con realidades relacionadas con esos estudios o profesión.
Por ejemplo, en el caso de que a un niño le guste el arte, Beriso indica a sus padres que pueden organizar visitas a museos, proponerle ir a alguna clase de una disciplina artística, comprar revistas sobre el tema para verlas juntos en casa, o proponerle hacer algún tipo de prácticas durante el verano.
“A veces en casa alguien es un buen modelo para fomentar el desarrollo de una vocación y en otras ocasiones no hay nadie que la potencie, pero nunca debemos forzar las cosas. Hay que acompañar a los hijos desde la paciencia, la ternura, e incluso en sus indecisiones ¡qué es normal!, mostrándoles siempre respeto y así ellos podrán tomar las decisiones adecuadas”, indica la psicóloga.
Para Beriso, es una equivocación dirigir a un hijo a elegir algo por sus salidas profesionales, remuneración económica o tradición familiar, ya que “lo importante es la felicidad de esa persona, hacerla responsable de sus decisiones, de su día a día y de sus opciones libres, unas veces acertadas y otras no”.
“Así, los hijos tendrán la capacidad para responder ante cualquier adversidad, pues son responsables de su propio caminar en la vida, en vez de que hayan respondido otros por ellos. Eso sí, sus padres deben acompañarles y hablarles con sinceridad sobre lo que piensan”, concluye la experta.