Estados Unidos.
Cuando los padres creen que sus hijos tienen sobrepeso (independientemente de si lo tienen o no) es probable que esos niños aumenten de peso, según un estudio reciente.
'La percepción de los padres podría ser algo así como una profecía autocumplida', dijo la coautora del estudio, Angelina Sutin, profesora asistente en el departamento de ciencias conductuales y medicina social del Colegio de Medicina de la Universidad Estatal de Florida, en Tallahassee.
Pero, ¿no deberían los padres darse cuenta de que sus hijos tienen un peso demasiado alto y hacer algo al respecto?
No necesariamente, comentaron los investigadores. Los niños con sobrepeso aumentaron menos peso si sus padres pensaban que tenían un peso normal, según el estudio.
'En este caso, la percepción errónea podría ser protectora', indicó Sutin.
Sutin dijo que ella y un colega se inspiraron en estudios que habían descubierto que 'los adultos que se perciben a sí mismos como personas con sobrepeso tienden a ganar más peso a lo largo del tiempo que los adultos que se perciben a sí mismos como personas con un peso normal', independientemente de cuál sea su peso inicial.
En el nuevo estudio, los investigadores observaron los resultados de un proyecto de investigación australiano que dio seguimiento a más de 3,500 niños y a sus padres. 'El proyecto siguió a los niños en intervalos de dos años desde los 4 y 5 años hasta los 12 y 13 años. Los padres (el 97 por ciento de los casos, las madres) respondieron a las preguntas sobre cómo percibían el peso de sus hijos.
Cuando tenían entre 4 y 5 años, tres cuartas partes de los niños tenían un peso saludable. El 20 por ciento en realidad tenían sobrepeso u obesidad, pero sus padres generalmente pensaban que tenían un peso normal, descubrieron los investigadores.
A lo largo del tiempo, 'los niños que habían sido clasificados en la categoría de sobrepeso, aumentaron más de peso si sus padres los percibían como niños con sobrepeso', dijo Sutin.
El estudio que los investigadores revisaron no tenía información específica sobre la cantidad peso extra que habían aumentado. Sutin dijo que puede ser 'difícil de cuantificar porque los niños todavía están creciendo y el significado del aumento de peso en la niñez varía según la estatura'.
El estudio se basó en la medición que más frecuentemente se usa: el índice de masa corporal (IMC). El IMC proporciona un estimado aproximado de la grasa corporal de una persona según la estatura y el peso, y para los niños, también incluye la edad y el sexo.
Pero el estudio tampoco especificó cuánto aumentó el IMC cuando los padres percibían que los niños tenían sobrepeso. En lugar de eso, el estudio simplemente sugirió que existe una conexión entre las percepciones de los padres y un aumento de peso adicional cuando un padre cree que su hijo tiene sobrepeso.
Los investigadores no encontraron ninguna conexión con el peso de los padres. Pero tampoco disponían de ninguna información sobre cómo los padres percibían su propio peso.
¿Qué es lo que los investigadores piensan que podría estar en juego?
'Una explicación podría ser que cuando los padres perciben que sus hijos tienen sobrepeso, quizá sean menos propensos a monitorizar la ingesta de alimentos y la actividad física de sus hijos', especuló Sutin.
'En la adultez, los individuos que se sienten estigmatizados por su peso tienden a comer en exceso y a evitar la actividad física. Quizá en la niñez estén operando unos mecanismos similares. E incluso si los padres intentan limitar la ingesta de comida de sus hijos, éstos podrían rebelarse y por tanto comer más', añadió.
Dustin Duncan, profesor asistente en el departamento de salud de la población en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, respaldó el estudio. Al igual que Sutin, comentó que no está clara la razón por la que las percepciones de los padres sobre el sobrepeso de los hijos podrían hacerse realidad.
Es posible, dijo, que las obsesiones de los padres sobre el peso podrían pasar a sus hijos, a través de una mala salud mental y unas 'estrategias de afrontamiento' deficientes, como comer en exceso.
Duncan advirtió que, dado que se trata de un solo estudio, los padres no deberían alterar el modo en que perciben el peso de sus hijos en función de los hallazgos de este estudio.
Hay pocas investigaciones sobre cuáles son las mejores maneras en que los padres pueden abordar el peso de sus hijos, dijo. Se necesitan más estudios para ayudar a los padres a comprender cuál es el mejor modo de comunicarse con sus hijos sobre los problemas de peso, añadió.
¿Qué pueden hacer los padres?
'Los padres deberían hablar con sus hijos sobre lo que significa estar sano, en lugar de centrarse específicamente en el peso', recomendó Sutin.
'Podría ser más efectivo para los padres hablar sobre la importancia de una comida saludable y de la actividad física para la salud general, y ofrecer muchas oportunidades para ambas cosas a sus hijos en su vida cotidiana, en lugar de centrarse específicamente en el peso', planteó.
Cuando los padres creen que sus hijos tienen sobrepeso (independientemente de si lo tienen o no) es probable que esos niños aumenten de peso, según un estudio reciente.
'La percepción de los padres podría ser algo así como una profecía autocumplida', dijo la coautora del estudio, Angelina Sutin, profesora asistente en el departamento de ciencias conductuales y medicina social del Colegio de Medicina de la Universidad Estatal de Florida, en Tallahassee.
Pero, ¿no deberían los padres darse cuenta de que sus hijos tienen un peso demasiado alto y hacer algo al respecto?
No necesariamente, comentaron los investigadores. Los niños con sobrepeso aumentaron menos peso si sus padres pensaban que tenían un peso normal, según el estudio.
'En este caso, la percepción errónea podría ser protectora', indicó Sutin.
Sutin dijo que ella y un colega se inspiraron en estudios que habían descubierto que 'los adultos que se perciben a sí mismos como personas con sobrepeso tienden a ganar más peso a lo largo del tiempo que los adultos que se perciben a sí mismos como personas con un peso normal', independientemente de cuál sea su peso inicial.
En el nuevo estudio, los investigadores observaron los resultados de un proyecto de investigación australiano que dio seguimiento a más de 3,500 niños y a sus padres. 'El proyecto siguió a los niños en intervalos de dos años desde los 4 y 5 años hasta los 12 y 13 años. Los padres (el 97 por ciento de los casos, las madres) respondieron a las preguntas sobre cómo percibían el peso de sus hijos.
Cuando tenían entre 4 y 5 años, tres cuartas partes de los niños tenían un peso saludable. El 20 por ciento en realidad tenían sobrepeso u obesidad, pero sus padres generalmente pensaban que tenían un peso normal, descubrieron los investigadores.
A lo largo del tiempo, 'los niños que habían sido clasificados en la categoría de sobrepeso, aumentaron más de peso si sus padres los percibían como niños con sobrepeso', dijo Sutin.
El estudio que los investigadores revisaron no tenía información específica sobre la cantidad peso extra que habían aumentado. Sutin dijo que puede ser 'difícil de cuantificar porque los niños todavía están creciendo y el significado del aumento de peso en la niñez varía según la estatura'.
El estudio se basó en la medición que más frecuentemente se usa: el índice de masa corporal (IMC). El IMC proporciona un estimado aproximado de la grasa corporal de una persona según la estatura y el peso, y para los niños, también incluye la edad y el sexo.
Pero el estudio tampoco especificó cuánto aumentó el IMC cuando los padres percibían que los niños tenían sobrepeso. En lugar de eso, el estudio simplemente sugirió que existe una conexión entre las percepciones de los padres y un aumento de peso adicional cuando un padre cree que su hijo tiene sobrepeso.
Los investigadores no encontraron ninguna conexión con el peso de los padres. Pero tampoco disponían de ninguna información sobre cómo los padres percibían su propio peso.
¿Qué es lo que los investigadores piensan que podría estar en juego?
'Una explicación podría ser que cuando los padres perciben que sus hijos tienen sobrepeso, quizá sean menos propensos a monitorizar la ingesta de alimentos y la actividad física de sus hijos', especuló Sutin.
'En la adultez, los individuos que se sienten estigmatizados por su peso tienden a comer en exceso y a evitar la actividad física. Quizá en la niñez estén operando unos mecanismos similares. E incluso si los padres intentan limitar la ingesta de comida de sus hijos, éstos podrían rebelarse y por tanto comer más', añadió.
Dustin Duncan, profesor asistente en el departamento de salud de la población en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, respaldó el estudio. Al igual que Sutin, comentó que no está clara la razón por la que las percepciones de los padres sobre el sobrepeso de los hijos podrían hacerse realidad.
Es posible, dijo, que las obsesiones de los padres sobre el peso podrían pasar a sus hijos, a través de una mala salud mental y unas 'estrategias de afrontamiento' deficientes, como comer en exceso.
Duncan advirtió que, dado que se trata de un solo estudio, los padres no deberían alterar el modo en que perciben el peso de sus hijos en función de los hallazgos de este estudio.
Hay pocas investigaciones sobre cuáles son las mejores maneras en que los padres pueden abordar el peso de sus hijos, dijo. Se necesitan más estudios para ayudar a los padres a comprender cuál es el mejor modo de comunicarse con sus hijos sobre los problemas de peso, añadió.
¿Qué pueden hacer los padres?
'Los padres deberían hablar con sus hijos sobre lo que significa estar sano, en lugar de centrarse específicamente en el peso', recomendó Sutin.
'Podría ser más efectivo para los padres hablar sobre la importancia de una comida saludable y de la actividad física para la salud general, y ofrecer muchas oportunidades para ambas cosas a sus hijos en su vida cotidiana, en lugar de centrarse específicamente en el peso', planteó.