18/04/2024
01:53 AM

Honduras tiene capacidad para reciclar el plástico de la región

    San Pedro Sula, Honduras

    Antes de que China le cerrara las puertas a la basura de plástico de todo el mundo (1 de enero de 2018), la empresa Invema dio un salto importante al instalar la primera planta de reciclaje en Centroamérica.

    Durante más de dos décadas, Invema, con sede en San Pedro Sula, compró todos los desechos de plástico del país, los limpió, compactó y armó fardos que luego exportó a otros países, como China.

    500
    carros al día. Invema recibe todos los días vehículos cargados de recipientes de plástico de diferentes partes de Honduras.

    Pero en 2016, previendo el shock de la nueva política asiática, decidió invertir varios cientos de millones de lempiras en tecnología para transformar (a partir de 2017) los plásticos desechados, como el tereftalato de polietileno (PET), en nuevos productos.

    “Estamos evitando que el plástico siga en las calles. Estamos evitando la contaminación e impulsando el desarrollo económico. Nosotros compramos las botellas, las molemos, lavamos y hacemos láminas”, dice Ángela Fajardo, gerente de compras de materiales.

    Invema, en una planta sofisticada que opera bajo estrictos controles de seguridad y constituida por cuatro laboratorios, convierte las botellas de plástico (encontradas en las calles) en empaques de alimentos (para comida, frutas, pasteles y otros) aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos.

    Invema compra botes de refresco, jugos, cloro, detergentes y otros productos que son usados por los hogares. La empresa los muele y los convierte en resinas o en nuevos productos.

    En la nueva planta, Invema también transforma esos desechos en resinas, en materia prima que otras empresas utilizan en la fabricación de nuevos envases.

    “Debido a estas líneas de producción estamos importando botellas de plástico desechadas, estamos trayendo de otro país. Y los productos que fabricamos aquí los exportamos a Estados Unidos y Colombia”, dice. En este momento, cuando los desechos del plástico son una amenaza para la vida marina, Fajardo anuncia que Invema ofrece una solución a Centroamérica para evitar los graves problemas al mar Caribe.

    En esta planta, la compañía procesa 3,000 toneladas de botes de plástico al mes, 36,000 al año, una cantidad que cubriría varias hectáreas del mar si nadie las recogiera.

    Esa empresa sampedrana, que a la vez compra desechos metálicos, tiene proyectado instalar otra planta para duplicar la capacidad de producción.

    Ángela Fajardo, gerente de compras de materiales de Invema: 'El plástico desechado en otros páises es bienvenido a invema, a Honduras'.

    Todas las semanas, unos 10,000 recolectores (la mayoría de bajos ingresos económicos) llevan centenares de libras de recipientes encontrados en todo el país. “Este día traje unas 300 libras, vengo dos días a la semana. Yo le compro los botes a las personas que recogen en las calles”, dice José Ramón Posadas mientras baja los sacos de botes de un pick-up . Posadas, 50 años, padre de cuatro hijos, dice que gracias a la basura en los últimos 15 años ha logrado “conseguir dinero para el sustento de la familia.