29/04/2024
12:34 AM

Brasil, unos precios 'surrealistas'

The Economist, específico para un sector como alimentación en restaurantes, muestra que en Brasil las cosas no son tan baratas.

Río de Janeiro, Brasil.

Cansados de los altos precios que ubican a las ciudades de Brasil entre las más caras de América Latina, los consumidores brasileños se organizan en las redes sociales para boicotear establecimientos que cobran valores abusivos y para luchar contra el costo de vida que consideran 'surrealista'.

La principal de las iniciativas brasileñas contra la subida abusiva de precios es 'Río $urreal: nao pague' (Río surrealista: no pague), una página en Facebook creada en enero por tres amigos, que a comienzos de marzo ya contaba con cerca de 207.000 seguidores y que se propone como objetivo 'divulgar y boicotear precios extorsionistas practicados en Río de Janeiro'.

La página publica las quejas de diferentes consumidores, en su mayoría acompañadas con fotografías que demuestran el 'absurdo', e insta a los ciudadanos a no hacer compras en esos establecimientos.

La idea se expandió rápidamente y, en pocos días, surgieron páginas como 'Brasilia $urreal' y 'Sao Paulo $urreal' para extender la propuesta a una treintena de ciudades.

A la meteórica expansión de la página contribuyeron la publicación de artículos en varios diarios y la masiva divulgación de un dibujo en que un diseñador convirtió los diferentes billetes de 'real' (la moneda brasileña) en 'surreales' ilustrados con una figura del pintor español Salvador Dalí, la principal referencia mundial del surrealismo.

Lo que parecía ser una forma de ironizar la situación de los altos precios terminó convirtiéndose en una herramienta que ya ha conseguido movilizar a las autoridades, multiplicarse por todo el país y sensibilizar a algunos restaurantes y comercios.

Entre las denuncias de 'Río $urreal' destacan, por ejemplo, los 99 reales (unos 43,5 dólares) que un tenderete en la playa cobra por una tortilla de camarones, casi tres veces el precio que se cobraría en un lujoso hotel en Nueva York; o el supermercado, en un barrio acomodado, que cobra 50 reales (unos 21,7 dólares) por un kilo de fresas.

Igualmente son citados casos de restaurantes que cobran 7 reales (unos 3 dólares) por un café, o 30 reales (12,8 dólares) por una copa de vino barato, pese a que en el supermercado de al lado el kilo de café cuesta 5 reales y la botella del mismo vino 20 reales.

El fenómeno no se extiende a toda la cadena productiva en Brasil, sino a demandas puntuales en sectores determinados de ciudades específicas, según los economistas.

Entre tales sectores destacan el inmobiliario, el de artículos de lujo e importados, el hotelero y el de alimentación fuera de casa, principalmente restaurantes en ciudades con alta demanda turística.

Esa limitación ha permitido al Gobierno mantener la inflación por debajo de su meta máxima del 6,50 % anual en los últimos años (6,50 % en 2011, 5,83 % en 2012 y 5,91 % en 2013) y a los economistas prever que el índice se acercará al 5,50 % en este ejercicio.

Sao Paulo, la más cara de América Latina, tras Caracas

Por ello, y pese a los precios 'surrealistas', Río de Janeiro y Sao Paulo están lejos de estar entre las ciudades más caras del mundo. Según una clasificación divulgada a comienzos de 2014 por la revista The Economist, Sao Paulo cayó este año de la posición 43, en 2013, a la 57, en la lista de las 140 ciudades más caras del mundo, y Río de Janeiro pasó de lugar 61 al 77.

Sao Paulo, sin embargo, es la segunda ciudad más cara de América Latina, después de Caracas.
Pero otro índice comparativo de The Economist, específico para un sector como alimentación en restaurantes, muestra que en Brasil las cosas no son tan baratas: el precio de una hamburguesa Big Mac de la red McDonald's cuesta una media de 5,28 dólares, convirtiéndose en el quinto más caro en el mundo, por detrás de Suecia, Suiza, Venezuela y Noruega.

Los precios exorbitantes en sectores específicos y en ciertas temporadas en el país son atribuidos a fenómenos como 'la inflación del verano' o la 'inflación del Mundial' (de fútbol de 2014).

El precio del metro cuadrado para vivienda se ha quintuplicado en los últimos diez años en Río de Janeiro, pese a la inflación supuestamente bajo control, y ha provocado un terremoto en los alquileres.

Quien alquilaba un apartamento de una habitación en la turística Copacabana ha tenido que trasladarse a apartaestudios, en barrios menos nobles, por un precio mayor.

Los expertos admiten que la subida de precios de la vivienda, incentivada por las obras para el Mundial 2014, los Juegos Olímpicos de 2016 y el propio crecimiento del país, constituye una 'burbuja' que en cualquier momento puede explotar.

Para los economistas, la escalada de precios específicos obedece a que el Gobierno no permite que los productos importados compitan con los nacionales; al alto margen de ganancia de los empresarios brasileños; y a que Brasil carece de la infraestructura adecuada para atender una demanda creciente en sectores como los de hoteles, transportes y restaurantes.

Restaurantes obligados a tner agua filtrada

'Como Brasil tiene incapacidad de ofrecer infraestructura de servicios para toda esa demanda, la variable que ajusta todo eso es el precio. Es un movimiento normal de mercado', explica a Efe el economista Reginaldo Nogueira, profesor del Instituto Brasileño de Mercado de Capitales.

En otras palabras, mientras tengan clientes dispuestos a pagar, los empresarios brasileños podrán seguir cobrando precios exagerados en determinados productos y servicios. Ese es el problema que 'Río $urreal' comenzó a combatir.

'Además de los más de 200.000 seguidores en dos meses, que muestra cómo teníamos atragantado ese asunto, llamamos la atención de la opinión pública. La prensa divulgó en masa el surrealismo de los precios en Río y nuestra propuesta para boicotearlos', dijeron a Efe los responsables por la página en Facebook.

'Recibimos miles de mensajes de personas diciendo que, por primera vez, tuvieron coraje de no pagar algo que era ofrecido a un precio abusivo. Una actitud más madura que tan solo reclamar', agregaron.

Entre los éxitos cosechados, 'Río $urreal' también menciona su campaña para que los restaurantes ofrezcan gratuitamente jarras de agua filtrada, en lugar de cobrar por botellitas.

Además de decenas de restaurantes que anunciaron su inmediato respaldo, la alcaldía desempolvó una ley de hace 19 años que prevé tal obligación.

Igualmente en respuesta a la presión, la alcaldía de Río anunció, en febrero, el lanzamiento de una campaña contra los precios abusivos que prevé la vigilancia de fiscales y el cobro de multas.

'El alcalde nos pidió esa fiscalización especialmente en las zonas turísticas porque esa práctica deprecia a la ciudad como destino turístico. Queremos deshacer esa imagen de $urreal', explicó la secretaria municipal de Defensa del Consumidor, Solange Amaral.

'Inicialmente el trabajo es educativo, pero también vamos a identificar y combatir precios abusivos con la ayuda de nuestros fiscales y de denuncias, y a multar quien abuse de los precios', agregó.
Por Carlos A. Moreno.