“Que pague por lo que le hizo a mi niña. Que lo metan en la cárcel hasta que se seque”: así se expresó ayer Norma Ondina Alemán, madre de la niña de casi tres años que fue violada y luego asesinada presuntamente por su propio primo.
La pequeña, que el 15 de octubre cumpliría tres años, respondía al nombre de Sabina Elizabeth Mendoza Alemán y residía con su madre y sus siete hermanos en la colonia Jamil Hawit de esta ciudad.
Sabina fue enterrada la mañana del miércoles en el Cementerio Viejo luego de ser encontrada sin vida el martes en la vivienda de su tía, cerca de la casa donde vivía.
El presunto responsable del abominable y repudiable crimen es el primo de la niña, un muchacho de 17 años, que fue capturado por los agentes de la DNIC y presentado a los tribunales de justicia. Se informó que el sospechoso fue remitido a una correccional de menores, pero la próxima semana será enviado al penal, ya que mañana cumple la mayoría de edad.
Desapareció el domingo
Con el sufrimiento por la pérdida de su hija, la madre de la infortunada niña recordó la angustia que vivió el día que se enteró de que la pequeña desapareció de su casa. La menor salió de la vivienda el domingo a eso de las dos de la tarde, detrás de un hermano.
“Salí con mi mamá el domingo como a las dos de la tarde. Iba a lavar una ropa. Dejé a la niña con los dos hermanos pequeños. Uno de ellos se fue a la pulpería y Sabina salió detrás de él”, dijo la madre con voz entrecortada. La niña, al ver que ya no podía alcanzar a su hermanito, se quedó con sus primos en la casa de su tía. “A mi hija le dio sueño, la durmieron y la acostaron en una de las camas en la casa de mi hermana. Mi sobrino no vive allí, llega de visita, y ese domingo sólo vino a cometer esa barbaridad”, relató.
Mientras la niña se encontraba dormida y sus primos arreglaban una bicicleta en el patio, el degenerado sexual entró en la casa, encendió la grabadora, puso música con volumen alto y ejecutó la acción contra su propia prima. En la declaración del sospechoso a los agentes de investigación luego de su captura, dijo que cuando abusaba de la menor le tapaba la boca con las manos para que sus gritos no se escucharan. Luego de violarla, le apretó su pequeño cuello hasta estrangularla. Para ocultar el crimen, metió a la niña en un saco de naylon azul, lo guardó debajo de una de las camas y lo tapó con ropa. La madre de la niña, cuando alrededor de las cinco de la tarde llegó de lavar, se enteró de que su hija había desaparecido y comenzó a buscarla desesperadamente.
“La buscamos por todos lados, en el monte, en la quebrada, en la casas de los vecinos. Luego de buscarla y no encontrarla, me resigné y dije que sea lo que Dios quiera”, expresó.
72 horas de muerta
Hasta el martes por la mañana, la hermana de 16 años de la niña la encontró muerta. “Mi hija grande fue a buscar un pantalón que tenía en la casa de mi hermana y cuando lo sacó, vio las manchas de sangre en la ropa. Sacaron el saco, lo abrieron y se dieron cuenta de que era la niña quien estaba muerta. Cuando me enteré de la noticia, me desmayé”, contó.
Al descubrir el trágico hecho, llamaron a las autoridades policiales, que llegaron a la humilde vivienda para hacer el levantamiento. El cuerpo sin vida de la infante ya se encontraba en estado de putrefacción.
Los agentes de la DNIC de Yoro comenzaron las pesquisas y requirieron a varias personas que se encontraban en la casa el día del homicidio. Las interrogaron, pero fueron descartando una a una hasta que dieron con el presunto responsable, lo capturaron y él relató cómo había cometido el crimen.
“Me duele lo que le hizo a mi hija. Por qué no se buscó una mujer vieja, sino que lo hizo con mi niña”, expresó Norma Alemán, madre de la menor. Uno de los hermanos del presunto hechor dijo que posiblemente andaba drogado, ya que le gustaba fumar marihuana.