26/04/2024
12:43 PM

“Para mí, Vallejo es un personaje del siglo XXI”

El Día del Historiador hondureño se celebra cada 17 de marzo, por lo tanto, se recuerda la figura de Antonio Vallejo. El etnohistoriador Eliseo Fajardo nos explica su legado.

El Día del Historiador es una celebración que nace con el propósito de honrar la labor investigativa y de difusión de estos profesionales, quienes de verdad mantienen el compromiso de mantener a la sociedad en continua observancia del pasado, con el objeto de comprender el presente y construir una identidad en la sociedad hondureña.

Para Eliseo Fajardo Madrid, etnohistoriador, arqueólogo y director del Archivo Histórico Municipal, ser parte del selecto grupo que estudia los componentes de la historia es una vocación y compromiso con la sociedad.

Historia. Según nos narra Fajardo, Antonio Ramón Vallejo nació en Tegucigalpa el 17 de marzo de 1844 y falleció en esta misma ciudad el 28 de enero de 1914. Es considerado el fundador de la historiografía de Honduras, fue sacerdote, estadígrafo, periodista y filólogo.

Para Vallejo, el estudio de la historia tiene como fin construir un discurso favorable para la integración del pueblo y la creación de condiciones para formar un estado nacional e identidad histórica.

Como director de censos y estadísticas, fue autor de la publicación en 1893 del Primer Anuario Estadístico de Honduras con información de 1889. Y en 1893 se le comisionó escribir la “Historia documentada de los límites entre la república de Honduras con Nicaragua, Guatemala y El Salvador”.

Esta obra concluida en el exilio en Guatemala fue entregada por Vallejo en 1898, y sirvió de base para que los intereses soberanos de Honduras prevalecieran ante las pretensiones de Nicaragua y El Salvador en 1906 y 1992, respectivamente.

En 1887, el 29 de marzo, Vallejo fue nombrado director general de estadística. Desde este cargo, publicó varios libros: “Censo general de la República de Honduras”, (1888); “Estadística de las escuelas”, (1889); realizó además un censo general.

La etnohistoria estudia a las comunidades originarias de una determinada región y su convivencia con otros grupos humanos.

Personaje global. Eliseo Fajardo resalta el papel de Antonio R. Vallejo, conocido como el padre de la historia nacional, un personaje nacido de las circunstancias históricas y políticas de Centroamérica, particularmente de Guatemala.

Para mí, Vallejo es un personaje global del siglo XXI, a mí se me hace difícil ubicarlo en el siglo XIX. Vallejo está en mi persona y en todos los que nos dedicamos a hacer historia y a identificar los archivos como fuentes de poder e identidad local, regional, y en algunos casos nacional”, explica el etnohistoriador.

Antonio Vallejo se convirtió en uno de los mejores pensadores que han existido hasta el día de hoy. Ramón Rosa y él, a pesar de que son representantes del liberalismo, no han sido superados, ni creo que los superen. Tanto así que el concepto de biblioteca y de archivo sigue vigente, y no hubo ningún intelectual hondureño hasta hoy con una nueva política y estrategia de impulsar los archivos locales y regionales. Él estableció por primera vez el sistema de archivos estatales y municipales, esa es la visión que nos dejó. Un país con archivos montados, es fuente de riqueza extraordinaria”, explicó el especialista.

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Perfil. Fajardo es la extensión de la vida de Vallejo, su trabajo se inspira en la línea que caracterizó al reconocido pensante hondureño. “Yo vengo de la escuela mexicana, donde me enseñaron a trabajar en la microhistoria, es decir, hacer la historia desde el barrio hacia la ciudad, desde el personaje atípico de las calles, hasta el personaje solemne. Vengo de una familia y un lugar donde contar historias es común, Trinidad, Santa Bárbara.

La influencia la tengo por tradición. En segundo lugar, me formé en las calles de San Pedro, hacía descripciones sobre los acontecimientos de los mercados, calles, cines y lugares memorables de esa época. Es una serie de factores los que me permitieron llegar a esto”, manifestó.

Por otro lado, analiza el desempeño de la nueva escuela de profesionales en historia, quienes asegura que no llegan a comprender la importancia de la colección de archivos históricos de una región.

“Ni el intelectual que dirige una institución educativa, ni el que se va a estudiar al extranjero y luego regresa, tienen la vocación de Vallejo, no son capaces de trabajar en sacrificio con las comunidades indígenas, tomando café, durmiendo en el suelo, mientras te comen las pulgas, porque la percepción que tienen es la urbana”.

Asimismo, destaca que existe una columna vertebral de profesionales en la sociedad, “antropólogos, sociólogos, demógrafos, arqueólogos e historiadores, ellos son la base, pero muchos políticos no lo entienden”.

Una afirmación que resalta el trabajo de estos especialistas, quienes permiten conocer el origen de sociedades.

Fajardo expone que en el camino para seguir construyendo historia se debe de preservar la descripción narrativa de los acontecimientos o fenómenos del pasado que en cualquier otro tratamiento de las fuentes pasarían inadvertidos.

Aunque recalca que ser historiador es por amor a la historia y no por dinero. “No es bien remunerada, pero nosotros somos ideólogos”, puntualizó.

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Eliseo Fajardo ha escrito cuatro obras: “Sistema de clasificación de la cerámica Tonatico Pilcaya, Estado de México” (1985), “La Greda” (relato); “Gandía de las tres rosas en la casa de Copán” (2019), “Símbolos comunitarios del municipio de Trinidad, Santa Bárbara” y “Cuentos y relatos de un arqueólogo”.