Como un logro agridulce describió su graduación la sampedrana Vanessa Ortiz, quien obtuvo una doble titulación en Finanzas y Administración Industrial días después de haber perdido a su padre en la reciente masacre de Choloma.
De cabello oscuro y ojos expresivos que denotaban nostalgia, la joven de 25 años relató que creció en una familia luchadora, con el ejemplo de dos padres que a diario se esforzaban para que sus dos hijos fueran personas de bien.
Entre sus recuerdos más preciados conserva imágenes de su familia departiendo mientras disfrutaban los clásicos de la liga española y cuando ayudaba a su papá a quitarse los zapatos tras su jornada en la maquila, donde trabajaba como mecánico y destacaba como sindicalista.
Con una leve sonrisa, Vanessa contó que en secundaria estudió bachillerato en Estructuras Metálicas, debido a que su padre anhelaba verla convertida en una prominente ingeniera.
“Mi papá quería que fuera ingeniera civil, por eso me puso a estudiar en el Técnico Alemán, para que tuviera una buena base y porque él siempre quiso estudiar en ese colegio”, expresó.
Sin embargo, al llegar a la universidad se vio atraída por las carreras de Finanzas y Administración, debido a que su sueño era crear su propia empresa para ayudar a sus padres y retribuirles un poco de lo mucho que han hecho por ella y su hermano.
Contó que al principio su papá no estaba convencido, pero el amor por su hija lo hizo reflexionar y decidió apoyar sus sueños.
Unidad
Con mucho esfuerzo, sus progenitores la matricularon en una universidad privada. Ortiz reveló que estudiar dos carreras a la vez no fue fácil, pero el hecho de hacer sentir orgullosos a sus padres la mantenía motivada.
Vanessa contó que, aunque sus papás se separaron cuando ella tenía 12 años, siguieron siendo una familia muy unida y hace unos meses comenzaron a prepararse ante su graduación.
La joven narró que su padre era uno de los más emocionados y ya había solicitado permiso en el trabajo para asistir.
No obstante, el sábado 24 de junio, cuando faltaban cuatro días para la ceremonia, a José Rufino Ortiz le arrebataron la vida en la masacre suscitada en la colonia Victoria de Choloma, Cortés.
Vanessa relató que esa noche un amigo de su papá le escribió para preguntarle por él y para contarle que había ocurrido una masacre en dicha colonia. “Me preocupé porque a mi papá le encantaba el fútbol y a veces iba a jugar allá. Inmediatamente le escribí para preguntarle quién era esa persona, pero ya no le caían los mensajes”, manifestó.
Ella y su hermano acudieron al Instituto Hondureño de Seguridad Social y al hospital Mario Rivas para buscarlo entre los heridos, pero no lo encontraron, hasta que a la 1:30 am vieron su nombre entre las víctimas.
La sampedrana compartió que la última vez que habló con él fue la noche anterior a la masacre, cuando lo llamó para contarle que una empresa la había contratado. “Estaba feliz por la noticia y me felicitó, al menos se fue sabiendo que había logrado lo que él quería, que sus hijos se graduaran y tuvieran un trabajo estable”, dijo.
El deseo de José Ortiz fue que lo cremaran para que sus cenizas permanecieran cerca de sus seres queridos. Una hora antes de su graduación, Vanessa tuvo que ir al Registro Nacional de las Personas para registrar la defunción de su padre y luego partió con sus cenizas a la ceremonia, para que una parte de él la acompañara en ese memorable día.
La joven finalizó la entrevista expresando sus condolencias a las demás familias enlutadas y haciendo un llamado a las autoridades de Seguridad para que el hecho atroz no quede impune.
