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“Pensé que moriríamos ahogados en el río Jicatuyo”

  • 24 octubre 2021 /

La Fuerza de Tarea Conjunta Bravo de Estados Unidos rescató a Calixto Mejía y su familia del islote en el que vivían en San José de Colinas el 5 de noviembre de 2020.

San José de Colinas, Santa Bárbara

Por cinco años, Calixto Mejía (de 42 años) vivió y cultivó en el islote Delta de Quecoa, en el río Jicatuyo, sin embargo la monstruosa crecida del río destruyó su hogar y por poco se convierte en el verdugo de su familia.

La noche del 4 de noviembre de 2020, el río Jicatuyo comenzó a crecer por las fuertes lluvias generadas por la tormenta Eta; y a las 5:00 de la mañana del 5 de noviembre había crecido en dimensiones descomunales por lo que era imposible atravesarlo en un neumático, como era de costumbre para este agricultor santabarbarense.

Pocas opciones tenía la familia, el hambre y la desesperación se habían apoderado de Calixto, su esposa Aurora García (de 35 años) y su hijastro Onandi Martín García (de 10 años).

Para llegar a este islote hay que caminar 8 kilómetros por senderos de montaña, pasando por las aldeas Loma Larga y La Isla.

Calixto y Aurora aún no se recuperan de su pérdida y alquilan un pedacito de tierra en El Corozal, Trinidad.
Rescate

La familia se encontraba a 8 kilómetros de San José de Colinas en una montaña a la que se accede solo por senderos empinados y no hay señal.

Benjamín Orlando Zaldívar, juez de policía de San José de Colinas, relató que el alcalde Amable de Jesús Hernández recibió una llamada donde fue informado sobre la familia atrapada y rápidamente se pusieron en contacto con autoridades de Gobierno para solicitar ayuda urgente.

Los funcionarios de catastro de ese municipio, César Interiano y Luis Sánchez, enviaron las coordenadas exactas del lugar montañoso, algo que fue vital para la llegada oportuna del equipo de rescate aéreo.

“Calixto agitaba su camisa, desesperado con miedo. Todos pensábamos lo peor, porque veíamos que el islote se estaba desmoronando. No queríamos ver morir a estas personas y menos a un menor de edad, le pedíamos a Dios por sus vidas desde la orilla del río”, recuerda.

Había mucha tensión; por cinco horas el suspenso se vivió entre los pobladores y autoridades. Pasado el mediodía, se comenzaron a escuchar las hélices del helicóptero de la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo del ejército de los Estados Unidos.

“Pensé que moriríamos ahogados en el río Jicatuyo”
Lucha

La familia lo perdió todo y a once meses de la tragedia apenas pueden subsistir alquilando un tierras de cultivo en Trinidad, Santa Bárbara.

Mientras todos los vecinos gritaban celebrando de alegría por la llegada de estos rescatistas, el piloto se preparaba para hacer una maniobra única y tras rodear el cerro a un costado del río, descendió la aeronave y colocó solamente la llanta frontal sobre el islote.

Así se mantuvo en el aire con la llanta trasera suspendida durante algunos minutos. Calixto salió tomado de la mano de su esposa Aurora, quien a su vez sujetó al menor y abordaron el helicóptero para ser llevados a un albergue en San Pedro Sula, donde pasaron las siguientes semanas.

“Estaba clara, me iba a lanzar al agua, pensaba que era casi seguro que moriría ahogada pero a su vez pensaba en el futuro de mi hijo, quien estaba muy agobiado por la cantidad de agua que nos rodeaba en ese momento, él no percibía que podíamos morir -mirá el agua mamá- me decía.Aurora dijo que cuando vieron el helicóptero todo fue alegría y se sintió viva de nuevo, porque podría volver a ver a su familia en Trinidad, Santa Bárbara”, dijo Aurora.

Momento en que el helicóptero de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos aterrizó en la isla con una maniobra impresionante.

Calixto Mejía y su esposa lo perdieron todo, su humilde hogar y sus cultivos que eran la fuente de sustento. En el predio tenía una “cacahuatera” que pronto le daría una ganancia de L20 mil, relató Calixto con tristeza.

Desde el suceso no han podido reponerse, y luego de vivir en algunos sitios, se trasladaron a El Corozal, Trinidad, Santa Bárbara, al lugar de los padres de Aurora.

Sin embargo, poco dinero genera para cubrir los gastos semanales, Calixto alquila un espacio de tierra para cultivar y sueña con un futuro cercano en el que tenga una vivienda y un terreno; sin embargo da gracias por sobrevivir ya que creyó que las aguas serían su tumba y la de su familia.