29/04/2024
12:01 AM

La cocina salva a emprendedor de festejos en Honduras

Viktor Toledo, un reconocido organizador de eventos, relata cómo ha salvado a su microempresa ahora que son prohibidas las reuniones.

    San Pedro Sula.

    El covid-19 ingresó en Honduras a principios de marzo (oficialmente) y condenó a la extinción a todos los negocios dedicados a la organización y montaje de eventos sociales, como bodas, cumpleaños, conciertos, que solían reunir cientos de personas.

    Pero frente a esa amenaza real de desaparición, Viktor Toledo, un reconocido emprendedor en el mundo de los festejos, se refugió en la cocina de su casa para salvar a su microempresa Royalto que, después de siete años de montar con buen suceso decenas de bodas dentro y fuera del país, se estaba desmoronando a causa de la pandemia.

    Royalto, dedicada a producir y vender tarjetas, accesorios de papel, y ofrecer los servicios de wedding planner, organización de celebración de cumpleaños, cerró las puertas en marzo cuando el Gobierno decretó el toque de queda y la prohibición de reuniones de más de 50 personas.

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    Algunos emprendedores caminan hacia el fracaso porque no logran ver nuevas oportunidades en medio de la crisis.
    Tras el cierre, las malas noticias también llegaron desde el exterior. Una clienta que tenía previsto casarse en abril en Nueva York suspendió la boda y la pospuso para 2021, y otro cliente le informó que no realizaría una celebración en un famoso hotel de Antigua, Guatemala.

    “En enero, yo creía que 2020 sería un año prometedor y resultó ser algo diferente. Tenía, incluso, que viajar porque tenía eventos fuera del país. Pero por la pandemia nos quedamos con los pedidos, por ejemplo, con las tarjetas porque la gente tuvo que cancelar los eventos. Ante esa situación me puse a pensar en qué hacer. Entonces me puse a cocinar para salvar la empresa”, dice Toledo.

    Ahora, además de Royalto, tiene De la Cocina de Víktor.
    En marzo, el primer mes de confinamiento, Toledo estuvo “inventando” en la cocina, haciendo postres, como pasteles de limón, tortas de elote, “pura repostería artesanal”, y publicó las fotos de sus creaciones en sus estados de WhatsApp sin esperar un efecto comercial, es decir, sin pretender despertar el apetito entre sus contactos.

    “Digamos que todo comenzó como un juego. No soy un chef profesional, pero me apasiona la cocina. Empecé regalando la comida y después me pedían más. En todos estos meses ha venido evolucionando el negocio, ahora ofrezco pizzas, empanadas, dips para compartir”, dice.

    De esta manera, Toledo creó su segundo emprendimiento llamado De la Cocina de Viktor, cuyo principal medio de promoción son las redes sociales Facebook e Instragram, y la fuente económica que Royalto ha tenido para cubrir los gastos fijos, como alquiler de local, agua, energía e Internet.

    “En cuatro meses, de la Cocina de Viktor no ha compensado los ingresos de Royalto, pero me ha ayudado a mantenerme. Con Royalto, por tener siete años en el mercado, he logrado muchos clientes y mantener un nivel de ingreso.El nuevo emprendimiento es como el apagafuegos que llegó para ayudar a cumplir los compromisos que uno adquiere como emprendedor”, dice.

    De marzo a agosto, Royalto solamente organizó y celebró una boda a la cual asistieron, como es lógico, los dos novios, dos padrinos y un invitado, es decir, cinco personas. Este escenario contrasta con el que Toledo había previsto a inicios de año. Según las solicitudes de los clientes, en este lapso tenía planeado montar alrededor de 15 eventos de esa índole.

    Solución alterna

    Mientras su negocio estaba deprimido por la caída de los contratos, De la Cocina de Viktor entró en un proceso de crecimiento que ahora promete ser un negocio independiente y, al mismo tiempo, complemento de la microempresa tradicional. En este momento, Royalto ofrece celebrar los cumpleaños con ornamento temático, el cual incluye pasteles y bebidas decoradas con elementos relacionados con las preferencias y gustos de los agasajados.

    “Nuca imaginé que iba a vivir de cocinar. Siento que soy bendecido por tener muchos talentos. Tengo colegas que solamente están especializados en una sola actividad y no les está yendo muy bien. Esta pandemia nos enseña a no tener todos los huevos en la misma canasta”, dice.

    Una empresa ofrece tarjetas y organización y montaje de eventos; la otra, pasteles y otros alimentos. En algunos momentos complementa para sacar ventaja del binomio.
    Toledo ha llegado a la conclusión que los emprendedores deben tener capacidad para adaptarse a las circunstancias y buscar soluciones para ser resilientes en tiempos de crisis. Sacudirse de los temores y de la vergüenza es clave para avanzar y soportar la carga.

    “El hecho de que alguien diga este tipo vendía pan y ahora vende frijoles, no afecta en nada. En las redes sociales, uno se da cuenta de que han surgido muchas personas emprendedoras y nuevos negocios por el mismo instinto de sobrevivencia. Hay personas que ven la pandemia como una desgracia y otras personas la vemos como una oportunidad”, explica.

    El origen

    Antes de incursionar en el negocio de los festejos, Toledo realizó una carrera laborando durante 11 años en diferentes áreas de la hotelería y más tarde, por cuatro años, se dedicó a trabajar de manera independiente en la organización de eventos. Con Royalto, una empresa legalmente constituida, le ha dado trabajo permanente a dos personas y ha empleado de manera temporal a decenas en los diferentes eventos que ha montado.

    En este mes, mientras espera las llamadas de clientes que piden pasteles, pizzas y otros alimentos preparados en su cocina, afina la parafernalia de una boda que le proveerá a la hondureña que pospuso la boda para 2021. Su clienta, quien pretendía contratar a una empresa de Jordania para que le decorara cerca de un centenar de botellas de champagne con perlas blancas, se siente satisfecha con la mano de obra hondureña por el alto nivel estilístico que le ha mostrado Toledo en la decoración de los objetos que utilizará en sus nupcias.

    Mientras esté el virus tenemos que compartir el pedacito de pastel.

    Viktor Toledo, mprendedor
    Toledo cree que el covid-19 provocará a corto plazo un cambio drástico en la celebración hasta de los eventos más sencillos “porque ninguna persona quiere enfermarse por un momento de festejo”.

    “Por ejemplo, en las piñatas de los cumpleaños, antes llegaban 30 o 40 niños, ahora, asistirán cinco, los primitos y los tíos. Las bodas que eran de 200 y 300 personas van a bajar a 50. Esto causará un problema porque tendremos que compartir el pedacito de pastel entre todos los que trabajamos en esto. Pero después todo crecerá paulatinamente”, dice.

    Arquitecta perdió empleo, pero se convirtió en microempresaria
    Ana Rebeca Ramírez, arquitecta de 27 años, perdió su trabajo en abril a causa de la crisis económica desencadenada por el covid-19; sin embargo, la desesperanza que la invadió por un momento no la doblegó.

    El despido del call center, adonde comenzó a trabajar a medio tiempo en enero, le despertó el ingenio el día que su mamá compró una bolsa de tacos en uno de los supermercados.

    Ella comenzó a analizar la bolsa de tacos de pollo y, después de que su familia los consumiera consultó sobre el sabor que tenía cada uno, pues ella, por ser vegetariana no se atrevió a probarlos.

    En ese momento, Ramírez, quien también antes de la pandemia trabajaba diseñando planos, supo que ella podía hacer esos tacos de igual o mejor calidad con el dinero que había ahorrado en los dos primeros meses de trabajo.

    “Comencé con poco volumen. Vamos a probar cómo me va esta semana, dije. La primera vez compré solamente 10 o 15 libras de pollo. Me salieron 60 tacos. Resulta que ese mismo día vendí todos los tacos y la gente siguió pidiendo más”, relata.

    Después de dos meses, Ramírez, quien se asoció con su mejor amigo para iniciar este emprendimiento, vendía 200 tacos congelados a la semana, de pollo, res y cerdo. Actualmente, la demanda continúa creciendo a pesar de que ella no los publicita por redes sociales. Las amistades y hasta sus familiares están sorprendidos por el éxito que ha alcanzado con este pequeño emprendimiento porque ella les “da el toque” a los tacos a pesar de que ella es vegetariana y no se atreve a examinar el sazón.

    “Yo los condimento, pero mi amigo me dice si, por ejemplo, les falta sal u otro ingrediente. Entre los dos los hacemos y compartimos las ganancias”, dice. En la última semana, Ramíez vendió alrededor de 200 tacos de pollo, 100 de res y unos 50 de cerdo en paquetes de cinco unidades a L100 y L120.

    Ahora que recibe “buenas ganancias y de una manera rápida”, Ramírez está pensando en formalizar el emprendimiento y dedicarse exclusivamente a ese actividad que es más lucrativa que hacer de manera eventual planos o trabajar en un call center.

    “Me gustaría crecer como empresa, constituirme para vender a gran escala”, dice esta emprendedora que atiende los pedidos por medio de su teléfono 8737-2441.

    Ramírez le está siguiendo los pasos a su hermana menor Adriana Elizabeth, licenciada en Diseño Gráfico y Publicidad.

    Adriana Elizabeth (de 22 años) comenzó a los 14 a elaborar repostería y ahora tiene un emprendimiento que se llama Adrianas’s Cakes. Ella tiene como objetivo crear una empresa especializada en repostería gourmet.

    Ana Rebeca Ramírez hace y vende tacos; su hermana Adriana Elizabeth desarrolla un emprendimiento dedicado a la repostería.