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Policía mexicana frena a la caravana en el río Suchiate

  • 20 enero 2020 /

La incertidumbre se apodera de los migrantes: no saben si seguir intentando ingresar al país azteca, regresar a sus países de origen o solicitar registro ante autoridades mexicanas.

Tecún Umán.

Miles de personas que integran la caravana de migrantes que se dirige hacia Estados Unidos se quedaron ayer en la incertidumbre sobre su destino, luego de que decidieran bajar al río Suchiate para pasar la frontera de Guatemala con México y fueran repelidos por las autoridades mexicanas.

Al menos dos terceras partes de los miles de migrantes intentaron por la fuerza ingresar a México, que decidió cerrar la frontera con el fin de impedir el libre tránsito de los centroamericanos, en su gran mayoría hondureños, que anhelan llegar a Estados Unidos para salir de la pobreza y la violencia que enfrentan en sus países.

Los migrantes fueron contenidos por la Guardia Nacional mexicana, que llegó a utilizar gas pimienta para dispersar a los más aguerridos, quienes llegaron incluso a tirar piedras a los agentes.

Los migrantes se han mostrado escépticos hacia las promesas del presidente López Obrador, quien aseguró que hay hasta 4,000 empleos.
Pese al fuerte dispositivo de seguridad, la Secretaría de Gobernación (Segob) afirmó en un comunicado que “ha actuado con responsabilidad” ante la petición de los migrantes, pero admitió que agentes federales de Migración trasladarían a estaciones y estancias migratorias a quienes no acrediten una “estancia regular”.

Con gritos de “al río, vamos pa’l río”, los migrantes se fueron al Suchiate por temor a una deportación y tras rechazar el ofrecimiento de la autoridad de que solo las mujeres, los menores de edad y otros grupos vulnerables pudiesen entrar en grupos reducidos.

Los migrantes llegaron en la madrugada al cruce fronterizo y pidieron a agentes migratorios paso libre por México, pero ante la falta de respuesta al mediodía se lanzaron al río desde la localidad guatemalteca de Tecún Umán, constató una periodista de la AFP.
“No confiamos, confiamos en que nos pasemos todos. Toda la caravana en uno solo porque solo cuarenta no pasamos. Son mentiras”, manifestó a EFE Dinorah García, una madre guatemalteca que viajaba con sus hijos en el grupo.

La caravana entonces se dividió entre decenas que permanecieron en Guatemala por temor a la deportación, cientos que aguardan el futuro estipulado por Segob y casi 1,000 más que superaron el cerco de seguridad de la Guardia Nacional en el río Suchiate con la esperanza de llegar al municipio de Tapachula.

Claves
1-El Gobierno mexicano informó que estaba aceptando el ingreso de más de 1,000 centroamericanos que llegaron en otro contingente el fin de semana.
2-El Instituto Nacional de Migración de México informó que ha atendido a 1,087 migrantes, 663 en la zona fronteriza de Chiapas.
Entre los migrantes hay quienes se preguntan si seguir el camino, intentar ingresar a México uno a uno sin documentación, regresar a sus países de origen o solicitar registro ante las autoridades mexicanas, según constató EFE.

Los regresaron

La AFP reportó que unas 200 personas que lograron evadir el poderoso despliegue disuasivo y adentrarse unos kilómetros en territorio mexicano fueron interceptadas poco después por agentes de la Guardia Nacional en un operativo carretero, cuando trataban de avanzar caminando a la ciudad mexicana de Tapachula (sur).

Varias unidades de la Guardia Nacional, la Policía Federal y Migración de México, les impidieron el paso y los instaron a abordar autobuses dispuestos por las mismas autoridades mexicanas.

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Numerosos migrantes accedieron a subirse a los vehículos, mientras que otros se resistieron e intentaron correr, pero fueron detenidos y subidos a empujones a camionetas de Migración, constató la AFP.

Los migrantes que no cruzaron se quedaron frente a la playa que ve hacia México, otros se sentaron, tiraron mantas y se metieron a bañar al río.

Otros más decidieron regresar a la ciudad de Ayutla, contigua a la frontera de Tecún Umán, a la espera de tomar una decisión, pues, como expresó un hombre hondureño “no hay nada qué negociar”.