El sondeo de opinión 2024 realizado por el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Orden Jesuita (ERIC-JC) , del 26 de febrero al 10 de marzo, es altamente elocuente, revelador y muestra la creciente desilusión, frustración y rechazo en la percepción poblacional respecto al desempeño del actual gobierno en su segundo año de gestión. En escala del 1 al 10, las y los encuestados perciben el desempleo, el alto costo de la vida, la pobreza, el incumplimiento de promesas de campaña como sus principales preocupaciones cotidianas, a las que la gobernante y su equipo cercano de colaboradores es incapaz de cuando menos atenuar. Consecuentemente, el 43% considera que la gestión de la presidenta Xiomara Castro es mala o muy mala, el 31.5% la califica de regular, apenas el 24.9% de buena o muy buena.
El 45.9% respondió que Honduras está peor bajo el actual régimen y que está mejor solamente el 14.2%.
El 69.1%, que este gobierno ha actuado con poca o ninguna transparencia.
Logros gubernamentales: para el 53.2%, ninguno.
Atribuyen como fracaso fundamental la persistencia y agravamiento de la situación económica, calificándola de mala o muy mala el 76.7%, solamente el 6.4% la considera de buena o muy buena.
El pesimismo colectivo respecto al presente y cercano futuro se refleja en que el 41.7% concluyen que empeorará. En materia de seguridad, un 66.3% percibe incremento en los asesinatos, y el 74.3% que el estado de excepción no está resolviendo la situación de zozobra e inseguridad.
¿Rectificará su desempeño la cúpula en el poder, atendiendo la retroalimentación ciudadana? o, por el contrario, ¿continuará descalificando a quienes le hacen ver las dramáticas condiciones en que subsisten sus compatriotas?
El sondeo, han expuesto sus promotores, ha tenido como propósito aportar a la reflexión, el debate y la búsqueda de caminos de salida a las diversas crisis que vivimos en Honduras.
Apenas quedan ya dos años para que este gobierno concluya y si desea ser reelecto por el voto ciudadano debe reorientar tendencias y políticas oficiales, vistas como negativas por la gran mayoría de sus compatriotas, que esperaban de esta administración cambios tanto cualitativos como cuantitativos respecto a las anteriores.