17/04/2024
05:27 PM

Justicia social

    Aunque parece necedad, es necesario repetirlo: si los gobiernos invirtieran lo suficiente en acceso a la educación, salud, vivienda, agua potable, saneamiento y en electricidad, habría oportunidad de retroceder con las dramáticas cifras de pobreza en el mundo.

    Esos números pueden revertirse, pese a los históricos niveles de inseguridad alimentaria alcanzados desde hace dos años; para salir del hoyo donde nos empujaron la pandemia, las consecuencias económicas y comerciales de la guerra en Ucrania y la corrupción y mediocridad de funcionarios que se colaron en las últimas administraciones públicas, hace falta verdadera voluntad para enderezar el rumbo.

    Ahora mismo el Gobierno está obligado a atender las urgentes solicitudes de varios alcaldes que claman ayuda para resolver los daños en la infraestructura que mantienen aislados a decenas de municipios en Honduras.

    Sin comunicación, siguen perdiendo sus cultivos y empeora la situación de las familias que ni siquiera pueden trasladarse a buscar sustento; hondureños que no pueden ver un médico o mandar a sus hijos a las escuelas.

    Es prioritario dinamizar cualquier iniciativa encaminada a mejorar esas vías estropeadas o inútiles, inyectando dinero a las municipalidades que están dispuestas a arreglar los daños o con proyectos coordinados desde el Ejecutivo.

    Empezar por restablecer las comunicaciones terrestres para avanzar en la lucha contra la pobreza que en este país alcanza a un 74% de los hogares con ingresos por debajo del costo de una canasta básica, de acuerdo a datos del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh).

    Es importante generar políticas públicas eficaces e integrales para mejorar las condiciones de vida de la población, ha recordado esta oenegé en ocasión al Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza que se conmemora cada 17 de octubre. Porque las cifras nacionales siguen siendo alarmantes: siete de cada diez hondureños viven en pobreza, y cuatro de esos siete están en pobreza extrema, apunta la última declaración de esta oenegé.

    Y en el mundo, los índices son históricos. La pandemia, señala el Banco Mundial, empujó a unos 70 millones de personas a la pobreza extrema en 2020, mientras los avances en su reducción básicamente se han detenido. “Vivimos en un mundo que va para atrás y las desigualdades debieran representar un grito colectivo para una acción global urgente, en la superación de la pobreza”, cita una de las declaraciones del secretario general de ONU, António Guterres. Un panorama desafiante para un mundo que espera justicia social.