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Brecha que se profundiza

  • 06 junio 2019 /

La primera meta se ha logrado bastante bien, pocas comunidades carecen hoy de un centro educativo; la segunda, también, y la tercera se mantiene pendiente.

    Desde que se comenzaron a aplicar las pruebas de acceso a la Universidad Nacional Autónoma, los resultados a favor de la educación privada y en contra de la pública llamaron la atención de todos los actores del panorama educativo nacional, y no era para menos.

    El Estado de Honduras gasta enormes cantidades de dinero, sobre todo en pago de salarios a miles de maestros, pero los frutos de esa inversión se ven solo en contadas ocasiones. De vez en cuando, un alumno brillante de algún instituto de media se destaca en un certamen científico o matemático, dentro o fuera del país, y el hecho se convierte en noticia y nos sirve de consuelo ante el resto de la deteriorada situación. Porque en las PAA de la Unah, en la lista comparativa de resultados, pocos colegios estatales aparecen y, ordinariamente, del décimo lugar en adelante, nunca encabezando el elenco.

    Los padres de familia de ingresos medios ni siquiera se plantean la posibilidad de escolarizar a sus hijos en el sistema público e, incluso, los de menos recursos realizan esfuerzos heroicos por matricular a su prole en una de las cientos de escuelas privadas, de todos los precios, que hay en los barrios y colonias de las distintas poblaciones del país.

    Hay excepciones honrosas: escuelas de ensayo, centros adheridos a la Unesco, guías técnicas o las instituciones de primaria y media que dependen de la Universidad Pedagógica o de la Nacional, pero en estas últimas el acceso es limitado y, muchas veces, requiere de recomendaciones para lograr un cupo. El resto del panorama es hartamente conocido.

    Durante el gobierno del Lic. Ricardo Maduro, su ministro de Educación, el Ing. Carlos Ávila Molina, señaló, en más de una ocasión, la brecha de calidad que existía entre la educación pública y la privada en los niveles primario y medio. Decía, además, que para que pudiera cerrarse había que conjugar tres cosas: cobertura, incremento a la cantidad de días de clase y mejorar la calidad de la enseñanza en el aula.

    La primera meta se ha logrado bastante bien, pocas comunidades carecen hoy de un centro educativo; la segunda, también, y la tercera se mantiene pendiente. Y la segunda parece que no va a alcanzarse este año si no se recupera el tiempo perdido, cosa que la dirigencia magisterial debe procurar.Es un tema de justicia. Condenar al pobre a la ignorancia porque no tiene para ir a la escuela privada es una tragedia nacional.