24/04/2024
09:56 PM

Sí, usted paga el subsidio impuesto

Arturo Nolasco

Se les condona a unos para cobrárselo a otros. El subsidio es lo contrario del impuesto y en Honduras por tradición se lo aplican al segmento más desfavorecido para que lo pague el más jorobado; el que carga con todo, el asalariado que lucha jornada tras jornada por la sostenibilidad de las grandes inversiones y el mismo que absorbe la renta de quien vive de gratis por no tener oportunidades.

El subsidio debe ser un instrumento empleado de forma temporal en un momento de crisis humanitaria o catástrofes naturales, focalizado a segmentos realmente afectados, pero como Honduras es un país en permanente crisis, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, Enee, por ejemplo, ha decidido mutar a lo más “saludable”: vivir de la renta, aun siendo la estatal a la que todos los afiliados le pagan mensualmente, ya sea el servicio completo consumido o por arreglos de pago.

Los economistas y expertos energéticos hablan de al menos 7 mil millones de lempiras en pérdidas de la Enee, sin duda algo irrecuperable desde todo punto de vista y menos pensar que subsidiando a los menos favorecidos seremos perdonados por tan magno pecado.

Para que tengan un panorama más amplio de lo que los subsidios hacen a las economías de los países cuando estos son fomentados por determinados gobiernos con fines sociales, pero que en su mayoría solo sirven para disuadir la mejora social o los esfuerzos por conseguir un empleo.

Las ideologías liberales entienden que los subsidios a la producción rompen con el principio de competencia que hace generar y mejorar la economía. Más aún, en aquellos casos en los que se instaura un subsidio por desempleo, este podría desincentivar la búsqueda de trabajo.

Adicionalmente, los subsidios también significan un gasto para el Estado (sus ciudadanos contribuyentes del impuesto). De modo que, supone un costo de oportunidad. Todo lo que el Estado gaste en subsidios no podrá dedicarlo a otras partes de la economía, por ejemplos, en áreas como la salud, educación, la justicia u otro tipo de políticas sociales más eficaces en el desarrollo de una nación.

Por su parte, quienes se encuentran a favor de los subsidios, aluden que no todo el mundo tiene la capacidad para generar ingresos, como personas con discapacidad o quienes deben cuidar a dependientes: ancianos, enfermos o menores de edad. Luego, en este sentido, según los que se encuentran a favor de los subsidios, estos alivios económicos deben reducción la desigualdad, esto último según la economipedia.

... y para quienes se han vuelto expertos en la errónea interpretación de hechos, subjetivo casi siempre, por ejemplo: el domingo reciente en El Salvador se generaron protestas polarizadas por quienes conmemoraban los 30 años de los firmantes del Acuerdo de Paz tras una guerra civil que dejó al menos 75 mil muertos, más miles de desaparecidos y quienes protestaron en contra de Nayib Bukele porque decretó ya no celebrar a quienes los mandaron a matarse por realmente recordar a las víctimas sistemáticas de los otrora afines a la derecha y los amantes de la izquierda salvadoreña.

Pero bien, y para que no se malinterprete que esta debe ser una guerra entre desfavorecidos y asalariados, en Honduras, donde gracias a Dios no nos hemos visto en la ruta sin retorno de una guerra civil, hoy estamos obligados a ser copartícipes de que en los próximos cuatro años la situación económica se revierta sí o sí, que se reduzca la brecha entre clases sociales para no llegar a un escenario donde los asalariados cada vez sean más pobres y los pobres convivan en la miseria.

Todo indica que no es subsidiando permanentemente a las masas que Honduras mejorará su condición de país, la ruta marcada es atraer inversión lo más rápido posible, renegociar los tratados de libre comercio existentes y buscar ya no tantos mercadores emergentes, sino aliarse con economías alejadas de la especulación o vulnerabilidad comercial.

No podemos seguir ignorando que las mejores condiciones del país no pasan por quienes tienen más o cuantos no amasan nada, se trata de recuperar la nación de forma integral y claro está que en nuestra nueva embarcación los políticos siguen siendo la proa y usted y yo la popa, pero también está claro que a partir de ahora de la tripulación depende si seguimos por aguas turbulentas o por fin navegamos en paz.