17/05/2024
12:20 AM

Redondo, ¿fascismo legislativo?

Juan Ramón Martínez

Luis Redondo ha dado un paso atrevido: negarles los derechos a los diputados para atender asuntos de su competencia; y, develado al pueblo y al mundo, que Mel Zelaya no dará elecciones libres en 2025. Confirmando que hay en curso un guion, elaborado en Venezuela, en virtud del que el sistema electoral bajo control de la familia Zelaya y familias aliadas asegurará resultados favorables a sus intereses, eliminando candidatos con posibilidades de comprometer el éxito planeado, comprando y controlando los votos, y dirigiendo el sistema de comunicación mediática nacional. Y para que no quede duda de ello, Augusto Aguilar, psicólogo, ahora metido en asuntos legales, ha dicho que aunque le acepten la renuncia a Nasralla, el Consejo Nacional Electoral no lo hará porque tiene el carácter de inhabilitado, categoría que pronto se registrará como una nueva condición ciudadana, “descubierta” por Sandoval, diputado de Choluteca.

En esta imprudencia hay una ingrata agresión a los derechos ciudadanos. Nasralla tiene derecho a renunciar, por qué no puede renunciar a renunciar. Lo contrario es una barbaridad. Nadie puede negarle tal derecho. Además, tiene derecho a ser candidato presidencial, o a alcalde de Tegucigalpa, porque no ha desempeñado en ningún momento la titularidad del Ejecutivo. Son tan malos administradores que cuando Xiomara Castro ha dejado el país, no han emitido el decreto correspondiente porque Mel Zelaya sigue, con el día a día del manejo de la administración pública, confirmando que es él quien gobierna a Honduras. No hay ningún caso en que Salvador Nasralla haya dirigido al Ejecutivo. En ningún momento. De modo que el que le hizo el análisis a Redondo –un hombre al que, como se confirma en el acto que comentamos, se puede engañar fácilmente, como un niño, con cualquier argumentación– le ha hecho un flaco servicio a la formalidad democrática en la que hasta ahora se ha envuelto el “socialismo democrático” melista.

Anticipar que no se le admite la renuncia, para evitar que lo haga el Consejo Nacional Electoral, es una anticipación jurídica que solo habíamos leído en derecho penal, siguiendo las teorías de Lombroso. Lo que embroca peligrosamente el socialismo democrático en brazos de su padre legítimo: el fascismo, crudo y redomado que, labios para afuera, los marxistas de Lepaguare repiten con colegial dedicación. El que con la medida, Redondo les haya usurpado la funciones a todos los diputados, ha mostrado la precariedad del sistema legislativo y explicado muy bien por qué los empresarios del exterior no quieren invertir en nuestro país: aquí no se respeta la ley y ni siquiera a los diputados por si había alguna duda.

Para evitar esta trampa, la mayoría de los presidentes del Congreso no han confiado en un solo asesor jurídico, sino que en varios; y además, exigiéndoles habilidades políticas que, aparentemente el suscriptor del análisis que comentamos no tiene, para evitar estas emboscadas que aunque comprometen el sentido común, es posible que enfrenten represalias judiciales.

Ahora, los diputados tienen que agruparse para defenderse, no bajo consideraciones político-partidarias, sino de mera sobrevivencia humana porque Luis Redondo amenaza su existencia individual y colectiva.

Pero lo más grave es que Augusto Aguilar confirma que el CNE está parcializado; que el voto de Paola Hall está comprometido; y de repente, además, también los votos del RNP están dispuestos para librar una acción en contra de la soberanía popular. Lo más grave es que Nasry Asfura, confiado hasta ahora en la pureza de todos a cambio que le crean en sus sanas intenciones, compruebe que le están haciendo del chivo los tamales. Sin candidatos de oposición, nadie le creerá al gobierno “socialista” que efectuará elecciones libres en 2025.

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