Después de los gélidos témpanos rusos de hace cuatro años, hoy el balón rueda de nuevo en las arenas desérticas de Qatar. Un país nada futbolero acoge como anfitrión el mayor acontecimiento del fútbol global con la expectativa de acallar las voces que acusan de sobornos para adquirir la plaza, y peor aún, sangre derramada en la construcción de sus lujosos estadios sin ninguna responsabilidad aparente.
Este deporte centenario es una influencia social poderosa pero también un negocio multimillonario que, para no pocos, se ha degenerado al punto de sobreestimar la moneda por sobre el uniforme, la chequera por encima de la pasión, el petrodólar por encima de la magia de un gol.
Vemos estadios con el lujo desmedido de una sociedad que se abstrae de su cosmos cegándose a los niños que mueren de hambre, ancianos que se desangran abandonados a su suerte, países tercermundistas que se atascan en su corrupción y desvarío. En fin, un mundo desigual donde aún en el fútbol se entronan elites que menean el balón desde el control remoto de la cuenta bancaria.
Siendo pues un fenómeno global que incide en aspectos políticos y económicos, el fútbol admirado se concentra en la otra parte del mundo para ser incluyente y llevar la alegría del gol a las tierras cálidas del desierto inundado de petróleo, las últimas semanas del año todo se concentra en lo que ocurra en la máxima justa del balompié.
Ricos y pobres, ancianos y niños, ateos y devotos, inteligentes y necios, blancos y negros, todos, absolutamente todos encenderán sus dispositivos satelitales y de cable para conectarse por noventa minutos a la atmósfera deportiva de su equipo de interés.
Aun con las sombras y señalamientos el fútbol siempre se encargará de alegrarnos con su grito de gol, nos moverá de la silla para levantar los brazos cuando se muevan las redes, y nos sacará una sonrisa en el pito final de la victoria. Disfrutemos por unas semanas, quitemos ansiedad a lo cotidiano, pero sin olvidar la responsabilidad ciudadana que nos llama para exigir y ser parte del cambio para un mejor pais.