Los analistas Era Dabla-Norris, Enrico Di Gregorio y Yongquan Cao publicaron recientemente en el IMF Blog (Blog del Fondo Monetario Internacional), un artículo titulado: “Los partidos políticos de todos los partidos presionan para que el gobierno aumente su gasto”, en el cual sostienen que:
“Los grandes déficits fiscales y los elevados niveles de deuda exigen una mayor prudencia fiscal, pero las fuerzas políticas están presionando en sentido contrario”. (imf.org/en/Blogs/Articles/2024/09/16/).
En su escrito los autores afirman que “en las elecciones celebradas en los tres años siguientes a un “aumento de la deuda” (un gran aumento de la relación deuda pública/PIB) se observa un mayor discurso de moderación, pero la reducción del discurso de expansión es más incierta.
De manera similar, la adopción de reglas fiscales que imponen restricciones operativas al equilibrio presupuestario da lugar a una mayor proporción de discurso a favor de la moderación en los ciclos electorales posteriores, pero la adopción generalizada de reglas fiscales no redujo la retórica a favor del gasto, lo que sugiere que su éxito es solo parcial”.
Más adelante, los autores agregan que en todo el mundo se necesita “una mayor prudencia fiscal, pero esto puede resultar difícil cuando las fuerzas políticas tiran en la dirección opuesta.
Los académicos, los responsables de las políticas y los votantes por igual tendrán que unirse en torno a estrategias políticas viables para mantener la sostenibilidad fiscal en el centro del debate público, a medida que aumenta la incertidumbre sobre el futuro de las finanzas públicas”.
En consonancia con lo anterior, es conveniente señalar que en Honduras el gasto público ha mostrado incrementos significativos en los últimos tres años, ya que el Presupuesto General de la República entre el 2022 y el 2024, pasó de L.308,233.6 millones a L.407,137.5 millones, equivalente a un incremento de 32.09% en apenas dos años; además, al tener en cuenta el proyecto de presupuesto para el 2025 por un monto de L.430,907.8 millones, el incremento sería de 39.8% en tres años, es decir, de aproximadamente un 13.27% anual.
Con todo, es necesario reconocer que el actual gobierno ha reducido la relación deuda pública /PIB de un 53.8% el 2022 a tan solo 44.1% en junio del 2024, pasando de una deuda pública total de US$ 16,817.6 millones el 2022 a un nivel de US$ 16,486.3 millones a junio del 2024.
Lo realmente preocupante del gasto público en estos años son cuatro aspectos:
1) El actual gobierno abandonó los límites originales contenidos en la Ley de Responsabilidad fiscal, pasando de déficit fiscales del 1.0% del PIB hasta niveles del 4.0% del PIB.
2) El servicio de la deuda pública es cada vez mayor: el 2022 se pagaron US$ 2,041.1 millones de principal e intereses, el 2023 el pago ascendió a US$ 2,052.6 millones, y a junio del 2024 ya se cancelaron US$ 1,144.7 millones, que equivalen a un 55.77% de lo erogado el año anterior.
3) El aumento del gasto público no se traduce en mejores servicios públicos ni en reducción de la pobreza y la desigualdad en el país.
4) Cada vez se incrementa más el Programa de Inversión Pública y Social, pero lo destinado para 2025 del mismo para ‘inversión productiva’ no supera el 24.0%.
las columnas de LP