La Real Academia Española ha lanzado, con muy buen suceso en varios países, el proyecto Red Panhispánica de Lenguaje Claro. En Santiago de Chile, con la firma de un acuerdo entre el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la República de Chile y el director de la Real Academia Española (RAE), dio inicio la Red, el 9 de junio de 2022. En ese documento se acordó conceder a la Real Academia Española la Secretaría de Coordinación.
Desde entonces, la Red ha crecido de manera impresionante pues, en cumplimiento de su tarea, la RAE se ha ocupado en trabajar por la expansión de la Red Panhispánica de Lenguaje Claro en todo el mundo de habla española y ha logrado que alrededor de doscientas instituciones públicas y privadas se sumen y asuman las obligaciones correspondientes. Simultáneamente, la RAE “ha estudiado el progreso del movimiento en favor del lenguaje claro y sus aplicaciones en diversos ámbitos, como parte de los desafíos que afronta hoy la lengua española”.
Para la consolidación y ampliación de la Red, la Real Academia Española cuenta con las demás Academias de la Lengua Española del mundo agrupadas en la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE).
Las Academias han buscado nuevos enfoques lingüísticos para elaborar las normas de la lengua española, basadas en el derecho fundamental de los hispanohablantes de comprender, de manera justa mediante el uso de un lenguaje claro, todo lo concerniente a las comunicaciones con los servicios públicos y a la comunicación cotidiana.
“La Red tiene como propósitos esenciales fomentar el lenguaje claro y accesible como fundamento de los valores democráticos y de ciudadanía, así como debatir y proponer soluciones de interés general para su implantación en todo el mundo hispanohablante. A través de la Red, las instituciones trabajarán en iniciativas, proyectos y medidas que promuevan, difundan y faciliten el uso del lenguaje claro y accesible en los organismos del Estado, las instituciones públicas, las entidades privadas que prestan servicios de interés general, el tercer sector, así como en todos los ámbitos de la comunidad hispanohablante.”
No se puede olvidar que para que una persona pueda hacer uso de un lenguaje claro y justo necesita enriquecer su vocabulario con un número adecuado de palabras para sus necesidades básicas y especializadas de comunicación. En esta tarea la comunicación cotidiana desempeña el papel inicial, pero es necesaria la intervención del sistema educativo para enriquecer el léxico de cada uno, fundamentalmente el relacionado con las tareas profesionales.
Mi experiencia dice que es la lectura el medio más productivo para mejorar y enriquecer nuestro repertorio de palabras, pues entre más palabras conocemos tenemos mejores posibilidades de expresarnos con justeza y claridad y será mucho más fácil hacernos entender.
Esa es la razón para que la educación, en su obligación de hacernos acopiar información para responder a los problemas de la vida profesional y personal, también nos proporcione las palabras para transmitir las ideas de manera precisa, justa y clara y tener la capacidad de comprender exactamente lo que nos dicen. El lenguaje es exacto como las Matemáticas. Así como 2 mas 2 es cuatro; mesa, en una de sus acepciones, se refiere al mueble que conocemos. De esta manera para comunicarnos debemos usar las palabras que expresan de manera justa y clara nuestras necesidades de transmitir para evitar interpretaciones inadecuadas que, en algunas circunstancias, podrían acarrearnos consecuencias no deseadas, como cuando firmamos un contrato que expone maliciosamente lo convenido.
A los jóvenes, la tarea que les corresponde es acumular y conocer muchas palabras. Si no se conocen las palabras no podrán transmitir de manera justa y clara las ideas, porque las palabras son el instrumento del lenguaje humano.
En el ámbito de la justicia, la comunicación, las tareas profesionales, la necesidad de la claridad en el lenguaje son más trascendentales, pero realmente en todos los ámbitos de la vida hablar claro será siempre una manera de comunicar justamente lo que queremos expresar.
Las Academias de la Lengua no tienen capacidad coercitiva para decidir cómo deben hablar las gentes, pero aporta los caminos esenciales para que nuestro lenguaje sea claro y esa es la tarea de la Red Panhispánica del Lenguaje Claro, que nuestra Academia Hondureña de la Lengua se propone promover entre las instituciones nacionales.
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