Empezaron con cuatro grúas para el plan de ordenamiento vial de la municipalidad sampedrana, donde en los primeros dos meses recaudaron más de L3 millones, la multa era de 1,500. Como vieron que este grosero negocio desmedido era rentable, aumentaron a 2,500 lempiras y 2,500 más para aquellos que le faltaran el respeto al personal de estas grúas.
El parque vehicular de San Pedro Sula sobrepasaba los 500,000 vehículos en 2019, más los que ingresan de otros lugares diariamente.
Los parqueos son escasos, tanto privados como municipales, e igual las calles y avenidas se han vuelto insuficientes. En el centro es difícil hasta para los peatones.
En años posteriores hasta la actualidad, el voraz plan de ordenamiento vial se volvió más ambicioso al subir las multas por mal estacionamiento a 3,500 lempiras.
Con todas estas multas alteradas se comprueba que a las autoridades municipales lo que más les interesa son estos inhumanos millonarios ingresos, oprimiendo a los conductores, y no tanto el ordenamiento vial.
Señores municipales, no están en una ciudad europea para exigir tanto y cumplir tan poco con la infraestructura vial sampedrana. La mayoría de los vehículos que ustedes “secuestran” son usados y otros los andan empleados que ganan el salario mínimo.
Reflexionen, Corporación Municipal, equitativamente y que bajen esas alteradas multas y evitar más ultrajes y tragedias, donde el viernes pasado el motorista municipal Juan Bustillo falleció cumpliendo esa acción impuesta, y Bolívar Ramírez, infractor, pasará muchos años en prisión en un país llamado Honduras.