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Israel y Palestina: la nueva noticia más vieja

  • 04 diciembre 2023 /

Mesopotamia, la región histórica de Oriente Próximo que se encuentra entre los ríos Tigris y Éufrates, es la cuna de nuestra civilización. Dos milenios antes de Cristo, en esta región, la civilización de Mesopotamia se asentaba como el ancla de un crucero que llega a puerto. Hace un poco más de 2,000 años, en esta región nacieron las lenguas semíticas como el acadio; nació la metalurgia, la agricultura, el arado y la escritura – el arma de conquista de los lenguajes. La caída de Mesopotamia conllevó al nacimiento del imperio Asirio, que trajo consigo el arameo –el lenguaje de Jesucristo. La religión asiria, así como las religiones antiguas del viejo imperio de Mesopotamia, eran una creencia politeísta; calificaban a las grandes ciudades como deidades y las veneraban en templos, monumentos y todo tipo de santuarios. Las religiones asirias y de Mesopotamia duraron miles de años, pero todo cambio gracias a Alejandro Magno, hijo de Filipo II de Macedonia y estudiante de Aristóteles, quien nació en el año 356 A.C. y vivió tan solo 33 años, no más que suficiente tiempo para convertirse en hegemón de Grecia, faraón de Egipto y emperador del Imperio Aqueménida (sucesor de la antigua Asiria). Su muerte facilitó la creación del Imperio Seleúcida, un estado sucesor con un exgeneral de Alejando – Seleuco I – como regente. Seleuco I y sus sucesores mantuvieron el uso del lenguaje griego y promovieron la religión griega, pero siempre existió un grado relevante de tolerancia a las demás religiones. En el año 175 A.C. llegó al trono Seleúcida, un hombre llamado Antíoco IV Epífanes, un despilfarrador de riqueza e intolerante de la religión judía, pero mejor conocido por su pérdida del territorio de Judea después de la revuelta de Judas Macabeo, quien expulsó a los griegos y restauró el Segundo Templo de Jerusalén, un evento que los judíos contemporáneos celebran hoy en día como Janucá. Los descendientes de Judas Macabeo lograron establecer el Imperio Hasmoneo por alrededor de 100 años, una hazaña de gran envergadura ya que fue necesario hacer la paz con la gigante República Romana, pero para el 37 A.C. los romanos incorporaron los territorios de Judea, Samaria y Galilea a su propio imperio y la nombraron Palestina. El territorio de Palestina sería parte del Imperio Romano, y luego su sucesor, el Imperio Bizantino, por los siguientes 600 años, seis siglos que conllevaron a la cristianización de la región, en gran parte como resultado de la conversión de Constantino el Grande al comienzo del siglo III y los edictos de Milán y Tesalónica 60 años más tarde. Así, el cristianismo se asentó como la religión más fuerte y duradera del Viejo Continente hasta el día de hoy.

La invasión del Levante por el Califato Rashidun en el 634 después de Cristo, liderada por Abu Bakar y los descendientes directos de Muhammad – el fundador y profeta de la religión islámica– harían de Palestina un territorio liderado por califatos árabes hasta las cruzadas del siglo XI. Pero los líderes musulmanes siempre toleraron la diversidad religiosa, y para el arribo de los cristianos católicos en 1099, la mayoría de las poblaciones rurales e indígenas eran cristianos nativos pertenecientes a las iglesias ortodoxa siriaca y ortodoxa griega, siendo las élites católico-europeas una minoría. El reino de Jerusalén existió entre los años 1099 y 1291, y se extendía desde el sur del presente Líbano, toda la presente Israel, y algunas porciones de Cisjordania y Egipto. Luego del Sitio de Acre – capital del reino de Jerusalén – en 1291, el territorio palestino sería manejado por dinastías, sultanatos e imperios musulmanes hasta el final de la Primera Guerra Mundial con la caída del Imperio Otomano. 800 años más tarde, los europeos lograron retomar posesión del Levante después de traicionar a los árabes tras su alianza en contra del Imperio Otomano a lo largo de la Primera Guerra Mundial.

Tras terminar la guerra, los europeos se asentaron en Asia Menor y el sueño de la Israel moderna nació. Hoy, es difícil entender que las mujeres y niños que mueren bajo bombas israelíes en el centro médico Al-Shifa de Gaza son el resultado de un conflicto milenario. Israel existió hace casi 1,000 años como resultado del sueño de los cristianos de occidente; en aquel entonces se llamó el reino de Jerusalén y su sobrevivencia siempre dependió de la guerra y la colonización.

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