19/05/2024
08:36 AM

García Márquez, diez años de su óbito

Víctor Ramos

En abril de 1927 nació en Aracataca, Colombia, Gabriel García Márquez, convertido después en uno de los más importantes autores del boom latinoamericano de la nueva novela, cuando escribió su famosa obra “Cien años de soledad”, que pocos días después de su primera salida de la imprenta se había agotado y que hizo posible innumerables ediciones sucesivas, traducciones y una incontable cantidad de textos críticos que en su mayoría la clasificaban como una obra genial del realismo mágico. Gabo, como se le conoció con cariño y admiración, nos dejó una autobiografía, en ella nos cuenta que sus abuelos maternos no aprobaron el noviazgo de su padre y su madre y que se conocieron en la adolescencia con un compromiso de matrimonio a los 12 años. Por fin el abuelo dio el visto bueno y esta historia fue recogida en la novela “El amor en los tiempos del cólera”, con la diferencia de que sus padres se casan y los personajes de la novela, no.

Pasó su infancia al cuidado de sus abuelos Gabriel y Tranquilina. El abuelo Gabriel era coronel y veterano de las guerras intestinas en que se desangraba Colombia. Le contaba historias de sus correrías guerreras y fue “cordón umbilical con la historia y la realidad”. Le puso en contacto con el diccionario, le llevaba al circo anualmente y le condujo a conocer el hielo en la tienda de la United Fruit Co. Mientras su abuela le contaba historias fantásticas que ella asumía como si fueran verdaderas con una convicción insuperable. Fue retratada como Úrsula en la novela “Cien años de soledad”.

El primer libro que cayó en mis manos fue “El coronel no tiene quien le escriba” y con su lectura descubrí que el autor transitaba por una novedosa forma de narrar que causaba una atracción indescriptible.

Yo tuve acceso a “Cien años de soledad”, publicada inicialmente en 1957, mediante un ejemplar de la décimo sexta edición de Editorial Sudamericana. La lectura fue de un tirón y la he vuelto a leer unas cuatro veces más para saborear, con cada lectura, su inagotable creatividad, su impresionante lenguaje poético, sus inspiradores personajes y su descripción de la vida, no solo en los pueblos colombianos sino en todos nuestros polvorientos pueblos americanos. Antes había leído con el mismo entusiasmo “El mundo es ancho y ajeno” de Ciro Alegría y “El señor presidente” de Miguel Ángel Asturias, que por cierto fueron los libros que me iniciaron en el desarrollo de una conciencia social.

En Cuba, cuando realizaba mis estudios de especialización en Anestesiología, se hizo una edición de “El amor en los tiempos del cólera”. El número de ejemplares de ese tiraje fue de varios millones. Unos días después del lanzamiento fui a la librería a comprar un ejemplar -por cierto, a precio muy barato- me encontré con que la novela estaba agotada. Iba a retirarme y en la pared vi pegado un aviso: “Si usted compró la novela de García Márquez y ya la leyó, la librería la comprará porque tenemos muchísimos lectores en espera”. Fue entonces cuando me enteré del fervor por la lectura entre los cubanos y su insuperable amor por las obras de Gabo.

En un trabajo sobre Gabo y “Cien años de soledad”, de Carlos Fuentes, el mexicano cuenta cómo François Mitterrand, expresidente de Francia, habló de Gabo: “Es un hombre parecido a su obra: sólido, sonriente, silencioso...”. Seguramente un hombre tan perspicaz, como este francés esencial, que por serlo jamás dijo una tontería, leyó en “Cien años de soledad” lo que muchos más vimos desde las páginas sin árbol de “La hojarasca”. Fue Fuentes uno de los pocos que leyó el manuscrito de “Cien años de soledad”.

El 17 de abril, conmemoramos los 10 años de la partida de García Márquez. Reproduzco el poema de Óscar Hahn, tomado de la revista Sibila, porque en él se dice que ha pasado con Gabo: MODERATO CANTABILE / Un corazón de pronto / deja de latir / El cuerpo entonces / deja de ver / deja de escuchar / deja de sentir / El corazón se dice / es el lugar /donde habita el amor / Pero el amor / es lo que sigue latiendo / cuando el corazón / deja de latir.

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