Ubicada en la comunidad de La Estanzuela, municipio de Marcala, la Gruta del Gigante es considerada el área en donde habitaron los primeros pobladores de Honduras y quizá de toda Centroamérica. Las pruebas de carbono y otros estudios científicos que practicaron arqueólogos norteamericanos, quienes la exploraron por primera vez en 1994, establecen que este “abrigo rocoso” de 30 metros de altura data de unos diez mil años antes de Cristo.
Los pobladores aseguran que la gruta, cuya boca está en lo alto del macizo rocoso, por sus características físicas, nunca recibe la lluvia, la luz del sol ni el viento. Se ha mantenido estable e invariable desde hace miles de años y, misteriosamente, estando en ella no se capta ninguna señal radioeléctrica o satelital. Para llegar a la cueva se debe caminar por una planicie que está arriba de la cascada La Estanzuela, otro de los encantos turísticos del lugar. Entretanto, los turistas ascienden a la cúspide para observar la boca de la gruta por un destartalado mirador de madera, que necesita ser reemplazado urgentemente, antes de que ocurra una tragedia. El comité local de turismo, que preside Juan Vásquez, está haciendo esfuerzos supremos para construir un mirador seguro, pero no ha encontrado el apoyo gubernamental para lograr su propósito. Los escasos recursos que recauda el comité con las entradas al centro turístico apenas alcanzan para pagar el personal que da seguridad y atención a los visitantes. Los primeros exploradores encontraron en el interior de la gruta vestigios de semillas de aguacate, jocotes y otras frutas que confirman la presencia prehistórica de vida humana en el lugar. Pero los vecinos sospechan que también hallaron valiosas reliquias que ahora podrían estar en otros sitios fuera del país. A unos trescientos metros de la Gruta del Gigante está el río La Estanzuela con su impresionante catarata, una de las muchas cortinas de agua que se encuentran ocultas entre las montañas del departamento de La Paz. El desencanto es que no cuenta con una valla de protección en la parte superior para evitar que personas imprudentes suban a poner en riesgo sus vidas.
El comité de turismo y el patronato del lugar se han opuesto tenazmente a que el centro turístico sea privatizado por personas que han querido adueñarse de este patrimonio nacional. Actualmente, ambas organizaciones luchan para mejorar, con sus propios recursos, el acceso a la comunidad y las condiciones del centro turístico, pues hasta el momento no han encontrado respuestas positivas por parte de ningún Gobierno.