Dos sitios en la carretera del norte, conocida ahora como CA-5, resultan mortíferos para quienes transitan por esa importante vía del país. Uno es la bajada, yendo hacia San Pedro Sula, a la recta de Yojoa, y la otra una de las curvas de la Cuesta de la Virgen, entre Comayagua y Siguatepeque.
Esos sitios han cobrado un número importante de vidas y ahí se han destruido muchísimos automóviles. Ambos números son trascendentales: uno porque se trata de vidas que se pierden y que se exponen por irresponsabilidad con que los gobiernos han manejado este sensible problema y el otro porque, como Honduras no produce automóviles, la destrucción de estos bienes representan pérdidas importantes que consumen parte de las pocas divisas que ingresan al país.
No es la primera vez que escribo y alerto sobre este asunto, porque viajar por la carretera del norte y pasar por esos sitios representa un altísimo peligro para nuestras vidas y nuestros bienes. Y cada vez que he abordado este tema, he propuesto las correcciones que podrían evitar los mortales accidentes en esos sitios.
En el caso de la Cuesta de la Virgen, corren peligro tanto los autos en bajada como los que ascienden. Los que vienen en bajada se desbocan, generalmente los carros de transporte de carga, por dos razones: por irresponsabilidad de los conductores que conducen a velocidades no permitidas o porque sufren daños en el sistema de frenado. Esto conduce a que los conductores pierdan el control y no puedan tomar la curva y atraviesan el carril de ascenso para caer en el precipicio. Si en ese momento un auto viene en ascenso es arrollado, generalmente con fatales consecuencias para los ocupantes del vehículo desbocado y del que asciende. Los accidentes escenificados ahí son muy frecuentes, y casi todos con fatales consecuencias.
Yo he aconsejado varias soluciones, pero las autoridades encargadas de evitar el peligro para los conductores han puesto oídos sordos a mis sugerencias y por tal negligencia, el número de fallecidos y golpeados va en ascenso peligroso.
La solución más consecuente era construir la vía de ascenso al otro lado del cañón. Lo dije en su oportunidad. Ahora que la carretera está construida he sugerido que pongan semáforos, un espejo curvo que permita ver a los que ascienden si viene o no un furgón para esperar su paso y evitar el peligro, construir un muro con una adecuada resistencia que divida los carriles de ascenso de los de descenso. En la carretera de Guatemala a Antigua hay muchas curvas con desnivel muy importante, lo mismo en la carretera que va desde Ciudad de México hacia Xalapa; en esos sitios han construido, con adecuada señalización, caminos de escape conocidos como frenos de arena que son una vía alterna en ascenso llena de grava que sirve para frenar los autos desbocados. Uno dos frenos de arena deben ser construidos en ese sitio mortal. Lo he sugerido en repetidas veces, pero, como dice nuestro pueblo, ¡no se oye padre!
En el descenso hacia la recta de Yojoa, los autos se desbocan por las mismas razones. Quitaron el cobro del peaje, pero no el obstáculo, acción que si se realiza no resuelve totalmente el problema porque la bajada seguirá ahí y entre los autos pesados los habrá que se desboquen con alta posibilidad de causar muertes y heridos porque en ese sitio hay gran movilidad de personas que cruzan la carretera, y hay casas. Ahí es necesario demoler la estructura que ya no se utiliza, elevar el muro que divide los dos carriles para evitar el cruce de peatones y construir un freno de arena en el margen derecho de la cuesta en descenso.
Seguro estoy que tanto México como Guatemala pueden prestarnos ayuda técnica para resolver estos problemas nuestros, que ellos tienen superados. No necesitamos enviar gente a ver esas cosas porque van y no ven nada.
De paso, por si el alcalde y sus ingenieros ven este comentario: en el extranjero no construyen cunetas laterales peligrosas en las calles, que se llenan de basura; pavimentan la calle en forma de letra V obtusa para que el agua corra por el centro y la calle queda más ancha.
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