La epidemia de dengue nuevamente está afectando a la región de las Américas, y Honduras ocupa el primer lugar en el número de casos en Centroamérica con más de 25,000 casos sospechosos de la enfermedad y 20 muertes confirmadas hasta la semana epidemiológica 21, de acuerdo con el reporte de la Organización Panamericana de la Salud. A pesar de los esfuerzos realizados para el control del vector por parte de las autoridades de Salud, el número de casos ha ido en ascenso y ha saturado los servicios de emergencia de los principales hospitales del país, lo que ha obligado a la Secretaría de Salud a decretar la emergencia sanitaria.
La pregunta obligada es ¿por qué no ha sido posible -con tanta experiencia acumulada- el control del vector con el conocimiento disponible? En primer lugar, debemos recordar que el Aedes aegypti es un vector altamente adaptado a la convivencia con el ser humano, y que este le genera las condiciones propicias para que habite en las viviendas.
En segundo lugar, existen condiciones externas que favorecen la presencia de sitios de criaderos en los domicilios, siendo dos de ellas, el almacenamiento de agua obligado en las viviendas por la falta de un suministro permanente del vital líquido y la disposición inadecuada de la basura, ante el desafío que representa para los servicios municipales la prestación de este servicio, particularmente en aquellas comunidades ubicadas en áreas sin planificación urbana.
Finalmente, y en tercer lugar, cabe destacar la baja percepción del riesgo de contraer la enfermedad, por lo cual, no se generan hábitos de revisión periódica de los sitios de almacenamiento de agua en las viviendas para realizar acciones oportunas por parte de los jefes de familia para el control y eliminación de los criaderos.
De acuerdo con los resultados de los estudios entomológicos realizados en el país, existen tres criaderos principales: la pila, el barril y la llanta.
Teniendo un manejo adecuado de estos contenedores se obtendría un control del problema, tal como el que se llevó a cabo en 2017 y 2018 a través del Proyecto ZAP, financiado por Usaid, en el cual, por primera vez, se logró reducir, en forma general, el número de viviendas con presencia de criaderos de Aedes a menos de 5 por cada 100 viviendas inspeccionadas, en las ciudades de Tegucigalpa, San Pedro Sula, Choluteca y Danlí. Este indicador de control es la meta por alcanzar para evitar epidemias de dengue, según los expertos en el campo.
La aplicación de insecticidas mediante fumigaciones está indicada -en situaciones de epidemia- para reducir drásticamente los mosquitos (zancudos) que se encuentran infectados y de esta manera interrumpir la transmisión de la enfermedad, pero mientras no se lleven a cabo simultáneamente acciones para el control y eliminación de los criaderos, estos serán rápidamente sustituidos por nuevas poblaciones de mosquitos que potencialmente se infectarán al picar a personas enfermas.
Por tanto, es crucial fomentar la participación de la comunidad e invertir recursos para incentivar a los voluntarios de salud, que son la punta de lanza en las comunidades, para movilizar a los vecinos en actividades de control y eliminación de criaderos.
En una reciente visita al centro de salud Flor del Campo, los voluntarios informaban que, debido a la falta de incentivos para el voluntariado, la mayoría de los voluntarios habían desistido en seguir colaborando con el centro de salud. Se hace necesario elevar la figura del voluntariado y crear beneficios que resulten atractivos para que los habitantes se motiven a participar en actividades para el bienestar de las comunidades.
Finalmente, no se debe dejar de lado el sistema educativo, ya que es un poderoso aliado en la formación de niños y estudiantes con conocimientos y hábitos no solamente orientados al control y eliminación de criaderos en sus viviendas, sino que al fomento de una cultural ambiental saludable en los entornos comunitarios.
Nuevamente resaltamos la importancia del Módulo de Higiene Doméstica y Salud Ambiental como una herramienta complementaria para el control del vector, y que, a pesar de los múltiples esfuerzos realizados por el suscrito y otros investigadores, no se ha logrado su inclusión en el currículo educativo de educación primaria. Hacemos un llamado a las autoridades de educación para que tomen cartas en este asunto de trascendental importancia para la salud pública de Honduras.
El Aedes aegypti es un mosquito muy versátil capaz de adaptarse a diversas situaciones y proliferar en los entornos más desfavorecidos como son las comunidades urbano-marginales de las grandes ciudades. Además, sigue latente la amenaza de que eventualmente los mosquitos locales se infecten del virus de la fiebre amarilla ante el flujo de migrantes que transita en el país procedentes de países endémicos del hemisferio sur y del continente africano. Por tanto, el llamado es a la sociedad en general para combatir al vector y evitar que el número de muertes evitables siga incrementándose.
