26/04/2024
12:56 AM

¡Ay, mi Rosita!

La ex primera dama, Rosa Elena Bonilla de Lobo está curtida de acusaciones por parte del Ministerio Público.

Alfredo Haces

Es impresionante, ridículo e irrespetuoso cómo el expresidente de la república, Porfirio Lobo Sosa, menciona a su Rosita y quiere disfrazarla ante la sociedad como una ingenua víctima de la justicia hondureña, cuando sabemos que las autoridades competentes le han incautado más de 11 bienes valorados en millonarias cantidades de dinero sucio y cualquier cantidad en efectivo en millones de dólares, euros, lempiras y cheques.

Con el último decomiso de un aproximado de 17 millones de lempiras en canaletas dentro su casa de habitación en el sector de El Chimbo, en las proximidades de la capital, Tegucigalpa, y la cual sumó una propiedad más para la Oficina Administradora de Bienes Incautados, este miércoles pasado la justicia hondureña toma credibilidad nacional y quizás, aún más, internacional.

La ex primera dama, Rosa Elena Bonilla de Lobo está curtida de acusaciones por parte del Ministerio Público: Malversación de caudales públicos, lavado de activos y asociación ilícita y, aun así, su querido esposo se lamenta, protesta y señala que su Rosita es una mártir de la persecución pública. Y con todas estas palpables acusaciones, Lobo Sosa asegura que al final la justicia la declarará inocente y señala a cinco misteriosos “jinetes del Apocalipsis” del Partido Nacional, que son los culpables de este embrollo.

Más los “abogados del diablo” que quieren defender lo indefendible y con argumentos falsos violan la ética de esa noble profesión del derecho y se vuelven paranoicos por el amor al dinero. Estos dizque profesionales maquiavélicos deberían ir a la cárcel por asociación ilícita y mentirle a la opinión pública a través de las declaraciones a los medios de comunicación. Por eso es lamentable que un expresidente se lamente tanto de lo que le está pasando a su Rosita en un país llamado Honduras.