20/05/2025
11:06 AM

A la mitad del camino

Han transcurrido dos años del gobierno liberal; años que han girado alrededor del Poder Ejecutivo. Ahora, con el año 2008 nos encontramos empezando la segunda mitad del período presidencial y la agenda nacional se caracteriza por ser altamente partidista. Al contrario de los dos primeros años, éstos ahora tienen como protagonistas al Congreso Nacional y las candidaturas que acapararán los espacios y desarrollarán toda una agenda para darle vida a los procesos de elecciones internas y generales.

    Han transcurrido dos años del gobierno liberal; años que han girado alrededor del Poder Ejecutivo. Ahora, con el año 2008 nos encontramos empezando la segunda mitad del período presidencial y la agenda nacional se caracteriza por ser altamente partidista. Al contrario de los dos primeros años, éstos ahora tienen como protagonistas al Congreso Nacional y las candidaturas que acapararán los espacios y desarrollarán toda una agenda para darle vida a los procesos de elecciones internas y generales.

    Por las características de nuestro sistema político y sus protagonistas, ahora más que nunca los espacios para una agenda política verdadera y de reformas económicas se cierran. En términos generales se puede afirmar que son dos años con un costo muy alto para el país ya que son enormes los recursos y el tiempo de decenas de funcionarios y de políticos que se ocupan desde ya exclusivamente por dos días: el día de las elecciones primarias y el día de las elecciones generales. Es el momento en que muchos recursos públicos se asignan en función del compromiso para determinada candidatura que asumen los beneficiarios, sean estos alcaldes, diputados, ministros y demás funcionarios. De hoy en adelante, la compra de lealtades es lo que subyace en la actuación de la gran mayoría de nuestros políticos y lo que menos interesa son los valores y el fortalecimiento de la democracia.

    En Honduras no contamos con instituciones políticas sólidas y respetables. Las instituciones que son la base de la democracia se han convertido en peldaños de las ambiciones personales y han terminado siendo instrumentos fáciles de las más absurdas candidaturas. La Corte Suprema de Justicia para el caso, no sale de las profundidades de la enorme desconfianza que goza y cada actuación sólo se entiende en función de la coyuntura partidista. La Presidencia del Congreso Nacional se ha degradado por la calidad de sus ocupantes y por el hecho que la han convertido en un vehículo para seguir escalando. Los demás miembros de este poder del Estado, es decir los diputados, se han convertido en extraños seres de sangre fría de cuya boca salen las más absurdas propuestas. El Poder Ejecutivo es a su vez un enredo y un mar de contradicciones que no da lugar a una agenda congruente, con tal suerte que ejercieron el control del Partido Liberal nomás durante dos años.

    Nos encontramos en el mismo punto por el que pasan todos los gobiernos a mitad del período y como resultado de esta nueva constelación de fuerzas, las reformas de hace cinco años por mejorar el sistema político-partidario han sido manoseados y quizá liquidados por la una coalición del atraso que quiere seguir con el mismo circo de realizar elecciones estilo Honduras. No sé sabe con certeza hacia dónde nos quieren llevar estos caballeros del pasado, pero con seguridad seguimos bajando la escalera y el lindo sueño de una democracia está postergándose cada día más.