The New York Times
Por: Michael Schwirtz/The New York Times
A BORDO DE UN ATLANTIQUE 2 — El avión patrulla de la Armada Francesa descendió rápidamente, nivelándose a 275 metros sobre el Mar Báltico, prácticamente rozando las olas. El objetivo era un buque de guerra ruso.
El avión, un Atlantique 2, fue diseñado para cazar submarinos y otras embarcaciones navales, pero ese día sus únicas armas eran una cámara de alta resolución y demás sofisticados instrumentos de vigilancia. El objetivo era observar y ser visto observando.
“Debemos mostrar que estamos aquí”, dijo Romain, teniente comandante y miembro de la tripulación del avión.
El Mar Báltico, con una costa fuertemente militarizada por las armadas del norte de Europa y Rusia, se ha convertido en un escenario cada vez más tenso en el conflicto entre Moscú y Occidente. Más tarde durante el patrullaje, las fuerzas rusas intentaron interferir el GPS del avión y, en un momento dado, otro buque de guerra ruso lo fijó con un radar, una advertencia de que podría abrir fuego. Un submarino y buques de guerra rusos eran visibles en el mar.
Pero el motivo principal del patrullaje se encontraba bajo el agua. En tres ocasiones durante el último año y medio, se sospecha que buques comerciales dañaron cables submarinos de comunicaciones críticos y un gasoducto en el Mar Báltico. Las autoridades europeas temen que se trate de actos de sabotaje, con el Kremlin visto como el principal sospechoso, aunque ha resultado difícil encontrar pruebas contundentes.
Campaña de sabotaje
En enero, la OTAN anunció el inicio de Baltic Sentry, un programa para reforzar los patrullajes marítimos y aéreos en el Mar Báltico. Aunque depende principalmente de miembros de la OTAN con costas bálticas, como Suecia, Finlandia y Polonia, también participan franceses y británicos, junto con marines de EU destacamentados en Finlandia.
A la fecha, la misión ha continuado sin interrupciones pese a los frecuentes ataques del Presidente Donald J. Trump a la OTAN y sus gestos amistosos hacia el oponente más enérgico de la alianza, el Presidente Vladimir Putin de Rusia. Desde el inicio de Baltic Sentry, anunciado días antes de la toma de posesión de Trump, no se han producido nuevos casos de presunto sabotaje, aunque las autoridades advierten que la misión aún se encuentra en sus primeras etapas.
Aunque oficialmente Baltic Sentry no está dirigido contra ningún país en particular, Rusia claramente es el primero en mente. Hay poco deseo de provocar a los rusos, aunque ocasionalmente la situación se intensifica, afirmó Romain, quien habló bajo condición de que sólo se utilizaran su nombre y rango, de acuerdo con las normas militares francesas. A cada uno de los miembros de la tripulación francesa se le asigna un paracaídas en caso de que sea necesaria una evacuación en el aire.
A fines de diciembre, comandos finlandeses descendieron de helicópteros y tomaron control de un petrolero llamado Eagle S, un buque civil que las autoridades sospechaban había cortado cables eléctricos y de datos entre Finlandia y Estonia. Un mes antes, el Yi Peng 3, un granelero de propiedad china, fue obligado a anclar en el Báltico, sospechoso de cortar dos cables submarinos de fibra óptica. Y un año antes, un carguero con bandera de Hong Kong pareció dañar un gasoducto entre Finlandia y Estonia.
No ha surgido ninguna prueba contundente que indique que las tripulaciones de los buques dañaron intencionalmente la infraestructura submarina, mucho menos que el Kremlin les hubiera ordenado hacerlo. Todos los buques tenían banderas de diferentes países, y ninguno de Rusia.
El Kremlin ha desestimado las acusaciones de que Rusia estaba detrás de una campaña de sabotaje en el mar Báltico, calificándolas de “absurdas”.
Durante la misión francesa Atlantique 2, de 14 horas de duración, una docena de tripulantes recorrieron el Báltico, desde la costa norte de Alemania hasta la desembocadura del Golfo de Finlandia, y luego regresaron.
En un momento dado, el radar de blanco de un buque ruso se fijó brevemente en el avión, que permanecía en aguas internacionales. Aunque esto podría indicar que el buque se preparaba para disparar, la tripulación dijo que probablemente se trataba de un intento por medir la altitud del avión. En cualquier caso, el Ejército francés expresó posteriormente su indignación.
“Esta intimidación forma parte de acciones innecesariamente agresivas que obstaculizan la libertad de navegación”, decía un mensaje publicado en la cuenta X del Estado Mayor Conjunto del Ejército francés.
Johanna Lemola contribuyó con reportes a este artículo.
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