The New York Times
Por: Isabella Kwai/The New York Times
Marina Kausar no estaba segura de cómo llamar al receso de tres meses que se tomó. Después de trabajar en una serie de empleos en finanzas y tecnología, se sentía estresada. En diciembre del 2023, renunció sin haber asegurado otro trabajo.
“Tenía más tiempo para hacer ejercicio”, dijo Kausar, de 30 años, que vive en Houston, Texas. “Estaba comiendo mejor, durmiendo mejor. Fue como un reinicio total. Por primera vez en mi vida adulta, no tenía esta nube inminente de ‘trabajo’”.
Finalmente encontró un término para su receso que le resonó: “microjubilación”.
Para la mayoría de los estadounidenses, poder ahorrar suficiente dinero para no tener que trabajar es un sueño lejano. Pero ahora, muchos trabajadores más jóvenes se toman descansos entre trabajos para invertir en otras partes de su vida.
Recesos del trabajo
Una microjubilación, o “minijubilación”, puede adoptar muchas formas: tomarse un tiempo adicional después de ser despedido para considerar otros caminos; solicitar un permiso sin goce de sueldo (no necesariamente con garantía de regreso); o incorporar un largo periodo tras dejar voluntariamente un empleo.
Sandra De la Cruz tenía 25 años cuando se tomó unos cuatro meses de baja laboral en el 2015. Trabajaba como subgerente de proyectos en la industria de la construcción y había ahorrado unos 12 mil dólares viviendo con sus padres.
Sus padres pensaron que podría destinar ese dinero a la compra de una casa, pero De La Cruz, quien nació en Perú y ahora reside en Connecticut, quería viajar. “Esta podría ser la única época de mi vida en la que podría simplemente irme sin perjudicar a nadie”, pensó en ese entonces.
Partió a Perú a visitar familiares durante un mes y luego recorrió hostales por Sudamérica.
“No odias despertarte y tener que ir a trabajar”, dijo De la Cruz. “Simplemente te despiertas y ves a dónde te lleva el día”.
Tuvo cuidado de no perjudicar sus relaciones profesionales y encontró trabajo de nuevo en la construcción un mes después de regresar. Ahora De la Cruz es una analista de contratos.
En el 2022, Isabel Falls se sentía a la deriva en la ciudad de Nueva York.
“Quería sentirme un poco más viva”, dijo Falls, de 27 años, quien trabajaba como investigadora de diseño y extrañaba estar más cerca de la naturaleza.
Ahorró y renunció a su trabajo en mayo del 2023 para tomarse un año sabático. No tenía muchas deudas y sabía que podría mudarse con sus padres si era necesario. Mientras viajaba con un presupuesto de mochilera, consideró otras direcciones para su trayectoria laboral. Casi dos años después, Falls está en México —por ahora— trabajando como freelance para una agencia de viajes. Todavía está decidiendo su futuro.
“Definitivamente estoy ganando mucho menos que antes”, dijo. “No estoy en la mentalidad de: ‘Déjame esforzarme al máximo ahorita para poder jubilarme a los 55’, o algo así”.
Si estos recesos del trabajo son cada vez más populares, puede ser una reacción a una cultura en EU que a menudo prioriza el trabajo sobre otras áreas de la vida. Pero particularmente después de la pandemia del coronavirus, los estadounidenses más jóvenes han cambiado su actitud. Muchos se sienten menos motivados a quedarse con un solo patrón, afirmó Christopher Myers, profesor asociado de administración en la Universidad Johns Hopkins, en Maryland, y la gente, en general, es más consciente del toma y daca entre trabajo y bienestar.
Kausar sintió que su receso había mejorado su vida, pero no estuvo exenta de ansiedad. Aunque había ahorrado unos 30 mil dólares, “sabía que encontrar otro trabajo podría llevar tiempo”, comentó.
Terminó por gastar la mitad de sus ahorros, parte en un viaje de un mes para visitar a familiares en Pakistán —el tiempo más largo que había pasado allí como adulta. De regreso en Houston, reforzó un negocio secundario como maestra de yoga, ordenó su casa y empezó a correr. Finalmente, halló un puesto que pagaba más que su antiguo trabajo.
“Ya no siento el mismo estrés ni el mismo agobio”, dijo Kausar unos 10 meses después de reincorporarse al mercado laboral. “Y creo que es porque tuve ese tiempo de reinicio”.