La IA busca revelar los millones de virus ocultos en el cuerpo

Expertos lideran un programa que busca identificar con sistemas de inteligencia artificial los virus que habitan en el cuerpo humano.

  • 10 de marzo de 2025 a las 16:12 -
The New York Times

Por: Carl Zimmer/The New York Times

Los virus que mejor conocemos son los que nos enferman —los virus de la gripe que nos envían a la cama y los virus de la viruela que pueden enviarnos a la tumba.

Pero las personas sanas están plagadas de virus que no nos enferman. Los científicos dicen que decenas de millones de millones de virus viven en nuestro interior, aunque han identificado a sólo una fracción de ellos. Una gran mayoría son benignos, y algunos incluso pueden ser beneficiosos. No lo sabemos con certeza, porque la mayor parte del llamado viroma humano sigue siendo un misterio.

Este año, cinco universidades están uniendo fuerzas en una búsqueda sin precedentes para identificar estos virus. Recopilarán saliva, heces, sangre, leche y otras muestras de miles de voluntarios. El esfuerzo de cinco años, llamado Programa del Viroma Humano, inspeccionará las muestras con sistemas de inteligencia artificial, con la esperanza de aprender sobre cómo el viroma humano influye en nuestra salud.

Los primeros indicios del viroma humano surgieron hace más de un siglo. Analizando muestras de heces, los científicos descubrieron virus conocidos como fagos que podrían infectar bacterias dentro del intestino. Los fagos también aparecían en la boca, los pulmones y la piel.

Más tarde, los científicos encontraron virus que infectaban nuestras propias células sin causar ningún síntoma importante.

A principios de la década del 2000, nuevos métodos de secuenciación genética llevaron a los científicos a encontrar aún más virus en la saliva, la sangre y las heces. La tecnología también les permitió estimar la cantidad de virus en nuestros cuerpos contando copias de genes virales. Resultó que cada gramo de heces contiene miles de millones de fagos.

Millones de especies

Cuando los biólogos van de persona en persona, encontrarán muchas especies virales en una que faltan en otra. Mientras más estudian los científicos, más fagos descubren.

“Anticipo decenas de millones de especies”, dijo Evelien Adriaenssens, bióloga de fagos en el Instituto Quadram en Norwich, Inglaterra.

Los virus son tan pequeños que pueden acechar sin ser vistos dentro de las células. Algunos incluso pueden introducir sus genes en el ADN de su célula huésped, donde pueden ocultarse durante años antes de replicarse.

“Será necesario emplear herramientas totalmente nuevas”, dijo Pardis Sabeti, biólogo computacional en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.

Los científicos tradicionalmente han tratado a los fagos como depredadores de bacterias, matándolos para hacer más copias de sí mismos. Pero experimentos recientes apuntan a una relación mucho más complicada.

“No están enfrascados en una lucha a muerte”, dijo Colin Hill, microbiólogo en APC Microbiome Ireland, un centro de investigación. “Están en una mancuerna”.

Por ejemplo, en el cuerpo humano los fagos normalmente no exterminan a sus bacterias anfitrionas. Y las bacterias pueden beneficiarse de sus relaciones amistosas con los fagos, que pueden mover genes de un microbio anfitrión a otro, posiblemente impulsando su supervivencia.

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Esta mancuerna también podría ser buena para nuestra salud. Estudios recientes sugieren que los fagos distribuyen genes defensivos que sus anfitriones pueden usar para detener a los patógenos invasores. Y los citomegalovirus podrían ayudarnos a defendernos contra el cáncer de piel.

Shadmehr Demehri, inmunólogo del cáncer en Harvard, y sus colegas han encontrado evidencia de que los citomegalovirus se activan dentro de las células de la piel que han sido dañadas por el sol. Las células infectadas producen proteínas virales, que atraen la atención de las células inmunes cercanas. Atacan a las células dañadas —y por lo tanto podrían evitar que progresen al cáncer.

Los estudios de Demehri han demostrado que los virus del papiloma humano también pueden ayudar a destruir células de la piel que corren el riesgo de producir un tumor.

“Es un cambio de paradigma en la forma en que pensamos sobre los virus en general”, dijo.

©The New York Times Company 2025

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